NAVIDADES 2019


"NUEVAS SOMBRAS"


Siempre me han dicho que “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, veamos. Con la reciente crisis global nos han agitado el árbol de nuestras sombras donde medrábamos o simplemente envejecíamos en nuestra zona de confort. Hace diez años los malos vientos financieros removieron muchas de las ramas de nuestro bienestar. Todo peligró. Todo se movió. Ese vendaval fue como las alas de esa mariposa que cambió el equilibrio de nuestras sociedades. La conjunción del vendaval financiero con las nuevas evoluciones tecnológicas y geoestratégicas nos ha llevado a un nuevo mundo.
De pronto hemos pasado de la cómoda utopía occidental al más terrible “mal lugar” que pudiéramos imaginar. Hemos aterrizado en distopía. Se han cumplido las “imaginaciones” de Orwell y Huxley. El Mundo y el Sistema han cambiado. Lo del mundo plano es una tecnología no un nuevo estadio global, lo de la democracia se vuelve a convertir en una utopía, al mundo financiero como siempre le importamos un comino, el libre comercio es otra utopía; al populacho: “pan (poco) y circo (entretenimiento borreguil)” que no piensen más de lo imprescindible.
El ganador de la guerra fría se ha replegado a sus cuarteles y ya no hay gendarme. Lo mismo hizo el Imperio Central en el siglo XV y ha tardado seiscientos años en salir de su guarida. Ahora quiere acomodar el mundo a su modo de ver la vida: ya nos ha enviado las abejas velutinas, el perro tanuki y sus mercancías baratas, para dominarnos y comprar nuestras plusvalías. Su “no democracia” no tiene piedad y ha pasado de ser el taller del mundo intentar ser  el nuevo actor global. Su tamaño si es importante. Una rama que nos mueven… ¿Dará sombra?
Pero ocurren muchas cosas nuevas ¿Han oído hablar de GAFAM? Pues existe. Está todos los días en sus vidas, tiene tanta habilidad que es capaz de escurrirse entre las normas de nuestros Estados. Domina mercados y servicios, se va convirtiendo en el oligopolio de nuestra economía, el que marca hasta sueldos y salarios. El que te hace un poco más feliz en tu monótona vida. No es un Estado pero tienen mayor poder que la mayoría de ellos. Una vez más los Gobiernos de los Estados van por detrás de la realidad ¿Para qué sirve el G20. si ni se enteran ni arreglan las cosas? No es que exista un gobierno gris mundial, no es una conspiración… es que Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (el GAFAM) existen y los que se dicen poderosos dejándolos hacer. El Nuevo Estado silencioso, sin tierras pero muy poderoso. Nuevas ramas… ¿Otras sombras?
¿Pasaremos de colonizadores a colonizados? ¿Nos daremos por satisfechos con unas migajas de bienestar? El Mundo solo sería realmente plano cuando todos “todos” cumplieran las mismas normas, tuvieran las mismas oportunidades, y cuando todas las personas fueran “alfas”. Mientras tanto distopía. Mientras tanto realidad. Hay que saberlo y actuar en consecuencia porque si te dejas llevar te quedas sin sombra. Las ramas cambian y hay que irse acomodando a la sombra. Los europeos, que se creyeron el ombligo del Mundo no se han dado cuenta de que tienen que actualizarse porque en pocos años se pueden quedar desconectados y obsoletos. La historia está llena de imperios menguantes, de imperios que dejaron de dar sombra.
Los vientos han agitado las ramas, muchas hojas han caído y la sombra ha cambiado. No ha sido una crisis ha sido una evolución del sistema. Casi un nuevo sistema, lo que está claro es que el punto de equilibrio ha cambiado y seguramente el centro de gravedad también. Si se queda quieto la ola de la distopía lo arrastrará y se quedará sin sombra. Esto es solo una reflexión algo pesimista, pero de estos momentos sale el nuevo árbol. Cuando el burro se mueve la sombra cambia y si no se mueve también.
¡Hala que les vaya bien! Un saludo de
El Magóez  (http://magoez.blogspot.com/)
Desde Las Medianías, que es mi sitio, julio de 2019.



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“SEÑOR PIGOU HA LLEGADO”


Cuando estudiaba la asignatura Teoría Muestral dentro de mi especialidad en Econometría, un ilustre profesor al que desde aquí rindo respetuoso tributo, me enseñó que hay preguntas tontas que es mejor no hacer por lo obvio de la respuesta. Una de esas preguntas tontas e inútiles que no debes de hacer al entrevistado por lo obvio de su respuesta es: “¿Quieren que le suban el sueldo?” No solo responderán la inmensidad de los encuestados que “sí”, sino que además estás perdiendo el hueco para una pregunta un poco más inteligente que te ayude a conocer mejor la realidad del objeto del estudio.
El astuto candidato de turno, que piensa que la gente es tonta y tiene cierta razón, al menos con tertulianos y adláteres, nos ha prometido una subida de sueldos y pensiones. No entro en la cuestión nada baladí de saber si lo podemos pagar. La gran manada borreguil de la que casi todos formamos parte se lo ha tragado, y hasta le parece bien. Pero todo tiene sus razones y consecuencias, veamos.
Cuando en nuestro entorno económico internacional suenan tambores de, al menos, estancamiento, el crecimiento económico  ha de pasar de estar basado en la exportación, la demanda del resto del mundo, al interior de la nación. La forma más fácil de que el ciudadano del interior de la nación consuma mas es hacerle sentir más rico, con mas dinero en el bolsillo. Aquí aparece el Señor Pigou: A mayor número de unidades monetarias en el bolsillo del ciudadano, aunque no varíe su poder adquisitivo en unidades reales, la propensión al consumo aumentará. Nos han convertido en borreguil herramienta de aumento nominal del PIB, y lo que es peor, nos están bajando nuestra capacidad de ahorro… ¿Quién invertirá? ¿Quién pagará las pensiones?... El candidato de turno, bien asesorado políticamente está sembrando el árbol de la próxima debacle; uno de sus antecesores hizo algo parecido pero tirando dinero público a los ciudadanos como si se tratase de un señor keynes cualquiera. Lo pagamos con diez años de recesión y pusimos en grave riesgo nuestra economía social de mercado
Lo de tirar del consumo interno por la vía de mayor sueldo y hacer sentir a algunos, bastantes, ciudadanos más ricos es un peligrosa medida. En un mundo en el que hasta el aleteo imprevisto de una mariposa puede desencadenar un ciclón, una medida económica no meditada ni analizada, puede hacer un gran agujero; y todos sabemos lo duro que es salir del hoyo. En una economía abierta, y con los vientos de fuera parados o en contra, un aumento de sueldos desproporcionado a la capacidad de competir de la economía es muy peligroso, pudiera pasar que la perdida de exportaciones fuera mayor que el aumento de consumo interno. Más paro y menor PIB. Un riesgo innecesario. No piensen que estoy de acuerdo con unos sueldos de miseria y hambre, no piensen que no crea que por el bien de todos: ciudadanos y reino, un buen poder adquisitivo es recomendable. Creo que en una economía moderna es inadmisible un desequilibrio importante entre el crecimiento de las rentas de capital (dividendos) y de las rentas del trabajo como ha venido ocurriendo recientemente, todo tiene que tener un equilibrio. Muchos pasteles regados alegremente en el circo del cortoplacismo político producen fuertes diarreas.
El Señor Pigou entra en escena, vivió entre finales del siglo XIX y principios de XX en Cambridge, centró su esfuerzo en analizar la Renta Nacional. Como todo ser humano en unas cosas acertó y en otras erró. Aunque opinaba que el dinero estaba mejor en manos privadas que en las públicas, lo contrario que su coetáneo y vecino Keynes, en sus escritos subyace el principio del estado del bienestar.  Lo que tenía claro es que variando el dinero en los bolsillos de los ciudadanos se podía inducir un mayor o menor consumo. A eso están jugando con todos nosotros, estamos en año electoral, y todo vale. Las consecuencias en economía no son inmediatas, tardan en llegar, pero siempre llegan. Gastamos más y nos sentimos más alegres pero… ¿Cómo va a ser el próximo año? ¿Nos quedarán ahorros? ¡Póngase un límite!
El Señor Pigou ha llegado, como las abejas velutinas, estará una temporada viviendo cerca del poder, junto a Mr. Keynes, vigile, decida y procure que no le atrape totalmente en sus despilfarradoras garras. Avisado queda, le quieren engañar.
¡Hala que les vaya bien! Un saludo de El Magóez  (http://magoez.blogspot.com/)
Desde Las Medianías, que es mi sitio, mayo de 2019.



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"CACHANCHANES"


 Este mes pretendía hablar de productividad, competitividad y analizar el milagro portugués, otra vez será. Me voy a conformar con hablar de profesionalidad, esa que se da por descontado y que la final esconde muchos fracasos empresariales. Para empezar comienzo con una cita de Ferrán Adriá: “Muchos restaurantes están condenados al fracaso antes de abrirse”, lo hemos visto y seguramente lo hemos sufrido. Cualquier actividad económica necesita un plan y un concepto.
Les voy a contar mis desventuras con un tal Diego. En el pasado noviembre decidí modificar unas de los ventanales del cuarto de estar y colocar unos toldos para protegerme del sol naciente. Conocía al tal Diego de unas pequeñas reparaciones anteriores y me pareció que por como se explicaba conocía el negocio. Tardó un par de semanas en pasar por casa para medir y hacer el presupuesto. A todo lo que le pedía contestaba que sí, que eso se podía hacer, e incluso mejoró alguna de mis propuestas como que los toldos que yo deseaba podían ser, por un buen precio, automáticos que se abrieran y cerraran con la luz solar y que ante fuertes rachas de viento se cerraran automáticamente. Me pasó rápidamente el presupuesto y me pidió un adelanto sobre el precio final, eso sí ya me dijo que no podía hacerlo inmediatamente porque tenía otras cosas. Quedamos para mediados de enero, empezó la obra a principios de febrero, tras bastantes llamadas por mi parte. La parte de demoler se le dio bien como a todos, rápidamente rompió mas de lo necesario, rompió baldosas que no pensaba cambiar, por tirar de los perfiles con fuerza bruta desconchó partes de la fachada y ahora hay que repararla. Pese a todo la cosa parecía funcionar. Los quince días de plazo para la instalación se fueron convirtiendo en semanas ¿Quién le explica lo de la programación y la productividad a este charlatán? Como el ojo del amo engorda el caballo no se daba cuenta que los peones hablaban tanto por teléfono como trabajaban, otra vez la productividad. Empezaron los problemas porque los perfiles de remate previstos no encajaban, quita y pon y a esperar los nuevos, Los brazos de los toldos chocaban con las puertas al abrirlas, hay un toldo marcado por el intento. Las puertas no pliegan sobre sí mismas como estaba previsto. Los tiradores previstos o eran tipo mampara de cuarto de baño o había que buscarlos, solo encontró dos y estamos esperando por otros tantos porque primero había que pedirlos a la península y luego ya no se fabrican ¡La insularidad también juega! Las cristaleras fueron tres o cuatro veces a la fábrica porque venían rayadas, menos mal que era en la isla, pero pasamos medio mes pasando frío. Y lo que es peor el magnífico toldo automático me tiene manía, se abre y se cierra a la inversa, cuando sale el sol se cierra y al anochecer se abre, lo del cierre por rachas funciona cuando quiere. Tanto es así que lo tengo manual. El tal Diego manda un electricista de vez en cuando que lo revisa y dice: “Ya está”, pero la cosa sigue igual. Llevamos dos meses y pico con peones por la casa y quedan como diez remates que arreglar, no lo entiendo. Compré un coche de buenas prestaciones y tengo un utilitario a precio de coche bueno. Yo sigo desesperando.
Y yo me pregunto ¿Quién dejó al tal Diego montar una empresa? Debería haber sido torero aunque eso parece que también tiene poco porvenir. Le ocurre como a esos aparejadores que cuando la crisis abrieron un bar chic con el dinero del paro y todos han cerrado. Montar una empresa es más que saber hacer alguna cosa. Nos encontramos diegos en todas las profesiones. No son sino meros expertos y poco profesionales en sentido empresarial. No saben planificar, no saben lo que tiene que rendir un empleado, no saben medir el tiempo de ejecución y así solo les queda la labia para ir trapicheando situaciones. Quedan mal con el cliente actual y con el futuro. Son simplemente unos cachanchanes que se quejan porque a los extranjeros que se instalan aquí les va bien porque saben de lo que es ser profesional cumplidor, conocen de organización y de palabra dada.
Sirva esta reflexión como homenaje a todos mis amigos que alguna vez han caído en manos de un Cachanchán. A Dios le pido que ilumine al tal Diego porque acabará poniendo un bar.    
¡Hala que les vaya bien! Un saludo de El Magóez  (http://magoez.blogspot.com/)
Desde Las Medianías, que es mi sitio, abril de 2019.




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“LA COMIDA DEL COCHINO”


Ventajas de la edad, todavía recuerdo cuando las latas de galletas, el recipiente, se devolvía al ventero; todavía recuerdo cuando los cascos de las cervezas y del “orange” se pagaban al comprar y te devolvían su importe al retornarlos. Todavía recuerdo como los pantalones usados del padre se reutilizaban pare el hijo quinceañero. Recuerdo ir a comprar jamón de York y te cortaban las lonchas al gusto y las envolvían en papel encerado, recuerdo el queso blanco cortado a cuchillo y envuelto en papel de estraza. Recuerdo comprar en la pescadería del mercado y el envoltorio era de periódico atrasado porque la tinta ahuyentaba los gatos. Recuerdo los cartuchos de las legumbres a granel, todas. También recuerdo, ya en casa, como había que desliendrar y desempedrar aquellas legumbres. Recuerdo los yogures de envase de vidrio retornables que solo se compraban en una farmacia junto a la palmera del parque cuando había un convaleciente en casa. Recuerdo el aceite y el vino a granel. Recuerdo, con cierta nostalgia, aquellos “panisienes” rellenos de chorizo de perro o de sardinas que vendían en los carritos. Recuerdo cuando antes de los kioscos los carritos se guardaban todas las noches en un garaje. Recuerdo aquellas guaguas azules y rojas con carrocería de cartón piedra y bancos de madera. Recuerdo el pollo de los domingos y fiestas de guardar. Recuerdo las neveras de hielo. Recuerdo que las frutas y verduras eran verdaderamente de proximidad y realmente de temporada. Ventajas de la edad.
Recuerdo que con el ahorro y el esfuerzo de nuestros padres pudimos estudiar en un colegio de pago, también que mi padre tenía dos o tres empleos para poder llegar a fin de mes. Poco a poco todo aquello fue cambiando a mejor. Poco a poco murieron las ventitas de la esquina, los supermercados cambiaron la presentación y el envoltorio de los productos, el plástico se fue imponiendo. El cartucho dejó paso a la bolsa de plástico. La fruta y las verduras empezaron a venir de lejos. La verdad que la cosa mejoró mucho, casi nos sentíamos ricos, cuando la verdad es que solo éramos nuevos ricos. Seguimos mejorando y adquiriendo un barniz de modernidad y consumismo cada vez mayor. Nos inventaron la tarjeta de crédito y mataron al patrón oro, caímos en las garras del mundo financiero, nos necesitaba como la Peruvian Company necesitó a los indios; para endeudarnos y deberles siempre dinero. Nos creimos felices y que aquello era para siempre. Y gastamos y seguimos gastando, y despilfarrando recursos, y llegó el momento en que el mundo se quedó pequeño. Como todo era fácil llenamos el mundo de restos de envases, plásticos y botellas, llenamos el aire de gases perniciosos y la generalidad de la gente se apoltronó. Además todo era deuda financiera y el bienestar también.
La cosa hizo crack y las finanzas se desplomaron, la gente se dio cuenta que estaba gastando de más, los gobiernos tenían un agujero inmenso, y las empresas también. Hubo que parar y pensar, al menos algunos. Los financieros pusieron simplemente un parche y siguieron, la gente descubrió que el año próximo sería peor que el actual, las empresas recortaron y empeoraron la situación de la gente. La Peruvian Company de turno bajó el sueldo de sus indios y no les perdonó las deudas. La gente se dio cuenta de que el mundo solo era plano para los financieros y sus allegados, que la democracia y la libertad solo estaba implantada en una pequeña parte de occidente, el resto, la gran mayoría vivían bajo el yugo de déspotas mas bien poco ilustrados, el mundo no era plano ni equitativo, grandes poderes luchaban por la hegemonía global o local.
Ahora hemos descubierto, mas bien a la fuerza, que hay que medir el gasto, que los productos de proximidad son mejores y mas sabrosos, que es bueno que compremos lo que producen los vecinos porque el beneficio se queda en la zona y no lo enviamos al otro lado del mundo para que nos acaben comprando. Hemos descubierto que el mundo es física y económicamente finito y que no podemos machacarlo, que corrimos mas que la tecnología aplicada. Que esto hay que arreglarlo y que los desperdicios, como hicieron nuestros padres, se pueden poner en una lata grande y vieja y darle de comer a los cochinos, seguramente no será así literalmente pero habrá un contenedor marrón para ello. La comida del cochino es el paradigma de la nueva economía circular.        
¡Hala que les vaya bien! Un saludo de El Magóez  (http://magoez.blogspot.com/)

Desde Las Medianías, que es mi sitio, marzo de 2019.