Tenía un amigo que, en los años
setenta, decía que los mejores avicultores de Valladolid eran abogados. Me
explico: Fue cuando el descubrimiento de la producción integrada de huevos y pollos.
La empresa integradora ponía los pollitos para engordar en 56 días o las
gallinitas, “sexadas” por un japonés, que al cabo de unos meses pondrían huevos
durante un par de años, y el granjero (normalmente los padres o hermanos
agricultores del abogado, en su tiempo libre), se comprometía a pagar los pollitos
y el pienso a la integradora, siendo todo el proceso a riesgo del integrado, el
agricultor. Lo que quedaba después de vender los huevos o los pollos y restarle
los piensos consumidos, los pollitos y pollitas comprados, y algún otro gasto,
era la remuneración del avicultor integrado. Les quedaba el “valor agregado o
añadido”, generalmente menos que el valor del tiempo dedicado al manejo y
cuidado de la granja. Pero este canallesco sistema dio liquidez al sistema e
impulsó el consumo de la familia del avicultor.
En los últimos años con esto de
la crisis que estamos pasando se han puesto en marcha iniciativas parecidas.
Ahora se producen mermeladas y hortalizas para vender a los vecinos del pueblo,
nada muy industrial sino más bien artesano.
Están generando un pequeño valor añadido particular, en la mayoría de
los casos sin efectos inmediatos fiscales. Pasa lo mismo con los bancos de
tiempo y servicios para intercambiar. En muchos casos se oculta tras monedas
ficticias de ámbito muy local. Se produce en negro sin influencia aparente en
la producción global.
Cuando agregamos los valores
añadidos particulares y les sumamos los impuestos para conseguir el Producto
Nacional Bruto estas actividades solo entran como consumidoras de bienes en el
mercado. Son “importantes” en el crecimiento del PIB por la vía de la demanda
interna y al generarse dentro del país generan empleo y riqueza al mismo. Por
eso el consumo de proximidad, además de frescura y calidad, produce un efecto
beneficioso en nuestro entorno. El valor añadido cuanto más próximo es, menos
plusvalía enviamos lejos de nosotros. La demagogia se hace aquí fácilmente,
pero la realidad es otra…
¿Qué hacemos con la producción
que nos sobra? Está claro que venderlo lejos de nuestra proximidad, bien sea
local, regional o nacional. Nos estamos trayendo valor añadido de otros
lugares. Ellos también querrán vendernos algo. Así surge la especialización en
determinadas producciones que lleva a la eficiencia y a precios bajos; gastamos
menos valor añadido en cosas que necesitamos. La producción se globaliza y eso
redunda en beneficio de todos los ciudadanos del mundo. Aquí nos encontramos de
frente con las balanzas comerciales y de pagos, nadie puede eternamente comprar del exterior si no genera valor
añadido en su entorno. Excluimos, adrede, el proceso de financiación que
produce un velo que cubre la producción real y alarga los efectos negativos. El
comercio internacional no solo cubre nuestros excedentes sino que además
permite consumir cosas que no podemos producir o está fuera de temporada. Habrá
que usarlo con cabeza y equilibrio. Habrá que analizar lo que podemos hacer
bien y barato y ver qué es lo que tenemos que comprar de manera inexcusable
fuera de nuestro entorno. Hay que defender nuestro valor añadido dentro y fuera
de casa. Las torrijas de Semana Santa siempre estarán mejores hechas en la
pastelería del barrio que traídas de la China. Cada uno que se haga la oportuna
composición y el país la suya propia. ¿Un país de camareros? Pudiera ser, pero
sabiendo que es una especialización con poco valor añadido y te irá
paulatinamente empobreciendo, al menos relativamente. Una parte del país tendrá
que buscar producir con alto valor añadido, que es lo mismo que especializarse
en producir con poco consumo de materiales propios o importados, otra parte
tratará de mejorar técnicas de cultivo y producción para evitar importar lo que
aquí puede producirse. Como en todo hay que tener un plan y una estrategia,
hasta con el valor añadido.
Cada uno sabrá, como el avicultor
de Valladolid, cual es su coste de oportunidad y el nivel de satisfacción que
obtiene al producir pollos o huevos. Próximo y/o lejano, elija su mix de vida.
¡Hala, y que les vaya bien! Hasta el mes que
viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a
viernes, 30 de abril de 2017.
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#17, 26 de febrero de 2017
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