Casi diez años, un suspiro. Un
banco americano revienta y parecía lejísimos. La estructura financiera se va
derruyendo lenta y constantemente. El mundo conocido como occidental entra en
crisis; se contagia el sistema financiero mundial con el virus de la
inseguridad. Los activos y pasivos financieros se llenan de carcoma y ya no se
sabe cuáles están bien y cuáles contaminados. La propia manera de generar
dinero empaquetando riesgos y recolocándolos toca a su fin. La desregulación
financiera deja de generar beneficios, entra en acción la ley de los
rendimientos marginales decrecientes y la estadística del riesgo avisa ¡Así
poco más!
Hace poco más de 10 años que sobre
la última de las infraestructuras construidas y sobredimensionadas se ha
edificado un mundo global. Internet saca de sus madrigueras lo bueno y lo malo
de las sociedades. Los controles dejan de ser eficaces. La electrónica hace
saltar todas las barreras. Un nuevo orden se hace preciso. La convulsión del
sistema moribundo derriba comportamientos perennes. El sistema de poder
difumina sus fronteras y nuevos actores empiezan a intervenir de manera activa.
Se acabó el estatus quo, todo se mueve, todo cambia. Las relaciones de fuerza,
poder y comercio cambian al ritmo que masas ingentes de habitantes del mundo
quieren dejar de pasar hambre y penalidades. Antes era muy fácil: el occidente
desarrollado dominaba, ahora, ya no hay espacio para ello, los antiguos
segundones lejanos empiezan a dejar de ser segundones y salen de sus cuevas
tradicionales con una voracidad y avaricia que ya no tenían los antiguos señores
del poder ¡No es solo una crisis del sistema financiero, es una crisis de un
sistema!
Hace casi 10 años que cambiaron el Mundo y sus
circunstancias. Casi todos lo sufrimos y muy pocos se dieron cuenta de que la
cosa iba en serio. Nada volvería a ser como antes. El nuevo modo de
relacionarse y la organización de la producción de bienes y servicios tenía que
ser distinto. Cuando dejamos de ser poderosos la zona de confort se reduce, si
no desaparece. Todavía me duele oír a políticos, sindicalistas y tertulianos
pronosticar que todo volverá a ser como antes. Mentira, nada volverá a ser como
antes, las relaciones de fuerza han cambiado. Otro mundo ha nacido, otra nueva
división se ha fraguado los pre-milenials que casi no cambiaremos, en todo caso
seremos más pobres, y los milenials que saben que nos es fácil que lleguen al
bienestar de sus progenitores y que saben perfectamente que la cosa será más
dura y menos estable. Esa es la raíz de la mayoría de las políticas de
desmontaje del entramado político que estamos viendo. Se dan cuenta escribo
como un viejo pre-milenial.
Hace 10
años que no sabíamos, ni habíamos oído hablar, de economía colaborativa, de
smart-aparatos, de low-cost, de economía circular, de coches autónomos, de
app-para-todo, de marketing emocional, y de otras cosas parecidas ¿Todavía
dicen que la crisis ha sido económica? La catarsis que hemos sufrido está
escondida entre los pliegues de la cortina económica. Los ocho mil millones de
humanos que somos han empezado a caminar y a comer. La vieja occidente va
ocupando paulatinamente su lugar, o lo asimilamos o seremos barridos como
cultura. Ya lo estamos siendo como economía. Hay quienes estando en la
periferia hacen esfuerzos erróneos para seguir figurando; hay pueblos que pasan
hambre porque sus señores al escoger entre mantequilla y cañones han elegido
estos últimos.
Hace 10 años un relativamente
pequeño banco quebró en América, parecía una anécdota. Hace diez años cambió el
Mundo. En los últimos 10 años que la gobernanza del mundo trata de que la cosa
sea lo menos traumática posible. La bomba financiera sigue ahí, enmascarada por
las facilidades financieras de los bancos centrales a la economía ¿Vale la pena
salvar las financieras? ¿Cuánto tiempo podrán aguantarse los tipos de interés
cero o parecido? Hemos perdido 10 años poniendo parches y ahorrando papel
higiénico y bolígrafos, años que podíamos haber dedicado a cambiar el Mundo, al
menos, nuestra sociedad próxima. Ahora: hijos que nunca serán clase media,
mileuristas. Dos clases milenials y pre-milenials, y a pesar del cariño mutuo:
irreconciliables ¡10 años perdidos!¡10 años de cambio!
¡Hala, buenas vacaciones y que les vaya bien! Hasta
el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a
domingo, 30 de julio de 2017.
ALGUNOS COMENTARIOS ANTERIORES A ESTE:
#21, 25 de junio de 2017
#20, 28 de mayo de 2017
#18, 26 de marzo de 2017
Sobre el papel doble que jugamos en economía y sociedad, peligros de renunciar:
#20, 28 de mayo de 2017
Sobre el PIB y sus limitaciones, mismo PIB no significa iguales, el PIB como indicador:
Sobre el valor añadido y el origen de los productos, dicotomía: de cerca o de lejos:
Sobre la Unión Europea y la peligrosa coyuntura actual ¿Habrá Europa a fin de año?