CICLO “LA 2ª GAVETA”
COMENTARIO Nº 34-5ª
TEMPORADA, 12 DE JUNIO DE 2014
Leído en la red: “Lanzan una
petición para que los futbolistas de “la roja” dediquen parte de sus primas en
el Mundial para comedores escolares”. La última perla del árbol de la envidia,
ese que se riega con demagogia barata. Ese que llevan regando desde hace, por
lo menos, una generación.
Hace muy pocos jueves les ponía de
manifiesto como determinados, casi todos, movimientos de izquierda europeos
necesitaban el concepto de pobreza para edificar sobre ellos sus propuestas
sociales y económicas (ver mi comentario:”De la pobreza y la ideología”). Pues bien además para triunfar
esas corrientes, perdida la lucha de clases como eslogan principal, ha
necesitado explotar un nuevo concepto: la envidia. Han sido capaces de
aprovechar las sinergias que proporcionan las nuevas capacidades de movilidad y
de comunicación. Han explotado rápidamente las redes sociales para crear en el
ciudadano nuevas necesidades, la necesidad de estar en todos los
acontecimientos, la angustia y el miedo a perderse algo. Han despertado la
envidia de ver cómo viven los otros; casas, fiestas, viajes, hoteles de lujo,
relojes joya y hasta sexo, mientras nosotros estamos cada vez más atrapados en
nuestra realidad cotidiana. Nosotros cada vez más aislados, solitarios, tristes
y melancólicos. Nos lavan el alma con el solidarismo agresivo con niños
hambrientos, mancos y cojos, sin juguetes, todo se arregla con un mensaje y/o
una donación telefónica. Pobreza y envidia como motores de la normalidad
aparente.
Envidia como arma social. Envidia
fiscal, que tiene bastante de realidad, ¡que paguen más los ricos!, un mantra.
Resulta que Goebbels tenía razón: una mentira repetida muchas veces… Ahora el
neuromarqueting se adueña de la publicidad, la de consumo y la política. Nos
inculcan sentimientos que luego necesitamos satisfacer, nos engañan. Nos
engañan con presuntos espejismos. Mientras tanto las masas son presuntamente
educadas; mentira, nos han quitado la memoria, nos han reducido o alienado
nuestro raciocinio. Nos educado leyendo y aprendiendo de “Selecciones del
Readers Digest”, nos dan la cultura resumida y digerida. La masa ahora es más
masa que nunca, la masa no valora las mejoras y se compara permanentemente con
los demás. Nace la envidia y con la envidia el rencor.
Nos están cambiando la cultura y la tradición
por unos pastiches precocinados y pre digeridos que nos alejan de ese poco de
magia que debe de tener todo pueblo. Nos están cambiando las ilusiones por la
envidia.
¿Has visto el nuevo coche del vecino? ¿Nos
vamos a perder la romería de san Sulpicio? ¿Viste la nueva smart-tele de los
del quinto? y el afortunado asalariado no sabe que responder, mil euros al mes
no dan para eso ¿Quién es ese ca… que va en el Porsche Cayenne? Otro mileurista
que no puede cambiar de coche.
Por culpa de la envidia somos más
masa que nunca y nos insuflan fácilmente las nuevas utopías, las económicas y
las otras. Es que la envidia se ha introducido en el marqueting político.
Medítenlo.
Gracias por su atención. Reciban un fuerte abrazo de su
amigo,
El Magóez
En Las Medianías, que es mi sitio, a jueves 12 de junio
de 2014.
Posdata:
UN CUENTO: Así me lo contaron, así les cuento este cuento: Esta es la historia de un muchachillo “hijo de las medianías” al que mandaron a educarse y refinarse a la casa del dueño de la finca en la ciudad. Esto es así que cuando el “hijo de las medianías” estaba en la casona grande de la ciudad le dejaron encargado por un tiempo de cuidar la casa. Buscando en la biblioteca encontró dentro de uno de los viejos libros un plano de la casa en el que estaba señalada con una cruz una zona de la cocina. Junto a la cruz una palabra: Tesoro. El niño de las medianías lo leyó y lo guardó en su bolsillo. No hizo nada durante un tiempo. No quería hacer catas en el suelo, le daba pánico ensuciar. Cuando llegaron los dueños tampoco dijo nada. Aquellos propietarios y aquel hijo de las medianías siguieron pasando necesidades, y se fueron empobreciendo lentamente, el monocultivo de la agricultura cada vez daba para menos. La casa grande de siempre y cada vez menos comida en la mesa. Mientras en el subsuelo de la “casa grande” se escondía el tesoro que les hubiera permitido dedicarse, además, a otras actividades más acordes a los tiempos y más lucrativas. El “maguillo medianero” duerme tranquilo en su inconsciencia.
UN CUENTO: Así me lo contaron, así les cuento este cuento: Esta es la historia de un muchachillo “hijo de las medianías” al que mandaron a educarse y refinarse a la casa del dueño de la finca en la ciudad. Esto es así que cuando el “hijo de las medianías” estaba en la casona grande de la ciudad le dejaron encargado por un tiempo de cuidar la casa. Buscando en la biblioteca encontró dentro de uno de los viejos libros un plano de la casa en el que estaba señalada con una cruz una zona de la cocina. Junto a la cruz una palabra: Tesoro. El niño de las medianías lo leyó y lo guardó en su bolsillo. No hizo nada durante un tiempo. No quería hacer catas en el suelo, le daba pánico ensuciar. Cuando llegaron los dueños tampoco dijo nada. Aquellos propietarios y aquel hijo de las medianías siguieron pasando necesidades, y se fueron empobreciendo lentamente, el monocultivo de la agricultura cada vez daba para menos. La casa grande de siempre y cada vez menos comida en la mesa. Mientras en el subsuelo de la “casa grande” se escondía el tesoro que les hubiera permitido dedicarse, además, a otras actividades más acordes a los tiempos y más lucrativas. El “maguillo medianero” duerme tranquilo en su inconsciencia.
La grandeza inspira envidia, la envidia engendra rencor, el rencor produce mentiras.
ResponderEliminar(J. K. Rowling)
Nunca olvidaré la frase que pronunció Samuel Eto´o nada mas llegar a España: "Voy a correr como un negro para poder llegar a vivir como un blanco". Yo pienso que la envidia sana, puede llegar a ser positiva, lo malo es cuando la manipulan con soflamas políticas.
ResponderEliminarCuando la cultura es ver series en la televisión, es fácil introducir píldoras en el cerebro de la gente. Cuando falta una raíz profunda en la cultura, formación sin trabajo en base a Riders Digest y similares. Cuando aprobar es el objetivo y no el saber se pierde el espíritu crítico.
ResponderEliminarCuando la gente se traga lo que ponen las redes sociales, sin más. Cuando la demagogia se adueña de los prescriptores y el negocio mueve a los medios de comunicación, cuando se trata de igualar por abajo en lugar de mejorar a los de abajo, la cosa va mal.
Todos conocen el dicho de "dar arroz para sembrar.... ", aquí en la euforia nos comimos el arroz con mariscos. Egoísmo: envidia;demagogia.... territorio apropiado
¿Quién lo cambia? Así y todo al menos una o dos generaciones.
¡Vaya con el CUENTITO! ¿lO ENTENDERÁN?
ResponderEliminarEs muy fácil manipular a las masas, la masa se lo cree todo. El “borreguísimo” gana terreno a pasos agigantados.
ResponderEliminarLas informaciones manipuladas y la necesidad de crear “falsas conciencias” favorecen a la desestabilización de la sociedad.
Parece que lo importante es tener al personal en perpetuo estado de c…br…o.
Todo esto es el resultado, como dice un buen amigo, de que cuando “se callan los buenos ganan los malos”
PD.: Magnifico cuento, que más que una historieta es una realidad.
El CUENTO: Hay que ser belillo y totufo para no buscar el tesoro !!!
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