UN CUENTITO:
Así me lo
contaron, así les cuento este cuento:
Esta es la historia de un “hijo de las
medianías” al que mandaron a educarse y refinarse a la casa del dueño de la
finca en la ciudad. Esto es así que cuando el “hijo de las medianías” estaba en
la casona grande de la ciudad le dejaron encargado por un tiempo de cuidar la
casa. Buscando en la biblioteca encontró dentro de uno de los viejos libros un
plano de la casa en el que estaba señalada con una cruz una zona de la cocina.
Junto a la cruz una palabra: Tesoro. El niño de las medianías lo leyó y lo guardó
en su bolsillo. No hizo nada durante un tiempo. No quería hacer catas en el
suelo, le daba pánico ensuciar. Cuando llegaron los dueños tampoco dijo nada.
Aquellos propietarios y aquel hijo de las medianías siguieron pasando
necesidades, y se fueron empobreciendo lentamente, el monocultivo de la
agricultura cada vez daba para menos. La casa grande de siempre y cada vez
menos comida en la mesa. Mientras en el subsuelo de la “casa grande” se
escondía el tesoro que les hubiera permitido dedicarse, además, a otras
actividades más acordes a los tiempos y más lucrativas. El “maguillo medianero”
duerme tranquilo en su inconsciencia.
INICIO DE LAS LIBRETAS DE EL MAGOEZ
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