CICLO “LA 2ª GAVETA”
COMENTARIO Nº 3-2ª,
31 DE ENERO DE 2013
Acabo de borrar el título para el comentario de esta
semana. Pensaba hablar del paro y la banca, y de medidas para “negocios
pequeñitos”, que irán ineludiblemente llegando.
Hurgar en las heridas sin motivos es estúpido y daña a la moral. Ya
sabemos las heridas que tenemos, lo que hay que buscar es la forma de curarlas.
Han conseguido estabilizar la economía mundial, parece que
la nuestra también se va estabilizando. El asunto es que hemos dedicado tanto
tiempo a la economía de guerra y urgencia que podemos habernos olvidado de
reformular el verdadero problema. El verdadero reto de la economía, si
verdaderamente quiere ser útil, está en hacer equivalentes los conceptos de
bienestar y desarrollo económico y la utilización sensata de los recursos
finitos. Estoy hasta la coronilla de la utilización de ideología camuflada, por
ambos bandos. En este “mundo plano” que hemos creado la economía debe de ser
global, solo entonces tendrán sentido las diferentes economías nacionales. No
se trata de convivir juntos, lo que verdaderamente interesa es saber lo que
podemos hacer juntos. De esto todavía no se han enterado en Davos. La economía
tiene que ponerse al servicio del hombre y no del sistema. ¿Utopía? Es más un
camino a estudiar. Ahora todo depende de cómo enfoquemos la salida, podemos
caer en un bucle eterno de otra crisis, mas paro y mayores desequilibrios.
Otros vendrán que lo aprovecharán, suelen ser los malos.
Aquí nos pasa lo mismo. La crisis la han tapado con otras
crisis, la crisis de la credibilidad política, la crisis territorial y la
crisis social. Esto ha dejado de ser un problema de coyuntura para convertirse
en un verdadero problema de estructura. Hemos dejado que el Estado se adueñe de
nuestras vidas, que se convierta en una máquina hambrienta de detraer recursos
que en manos privadas serian más eficientes, todo ello bajo las migajas de un
estado suministrador de un bienestar que no podemos pagar. Cuando lo miro con
cierta perspectiva me da vergüenza el pertenecer a esta generación y haber
permitido sumisamente vender el futuro por cinco minutos de comodidad. Nos
comimos los ahorros y el crédito, mantuvimos paniaguados, fuimos perfectas cigarras
y ahora no queda ni pan ni trabajo para los hijos.
Ahora que parece que hemos encontrado un camino de salida, debemos
exigir las medidas reformadoras que cambien la estructura productiva obsoleta
que nos llevó al desastre, esa es mi terquedad en pedir reformas y no solo
recortes. Hacen falta muchas reformas, la mayoría pequeñas, dejar atrás lobyes
y gremios, y recuperar la alegría de “un
mañana mejor”. Solo llegaremos eliminando del equipaje nacional lastres y
viejas maneras y costumbres. Todo hay que ponerlo en revisión, no podemos
dejarlo en manos de los políticos, nadie se hace voluntariamente una
amputación, el debate tiene que ser social. Un debate de ideas y de
alternativas sin carga de trasnochadas ideologías decimonónicas, un debate en
la realidad actual, un debate que nos elimine el deseo de un retorno al pasado
y nos ponga en el camino de un futuro distinto.
Ahora que parece que empezamos a salir… ¡Cuidado! Podemos
salir peor. No vale la pena intentar repetir modelos comprobadamente obsoletos.
El imperio no volverá, posiblemente porque no fuimos, como país, capaces
gestionarlo y de evolucionar, vivimos a costa del oro y la plata traída y
dejamos que otros cambiaran. El cuadro es el mismo. El 98 fue ayer y o hay
renovación y regeneración o pintarán bastos. En los próximos tiempos tenemos
que preparar el viaje al futuro. Podremos viajar o no, nadie nos pagará el
billete nos lo tenemos que ganar. Esta piedra nos corresponde a los ciudadanos.
No podemos hacer un viaje de Tahrir a Tahrir para acabar igual o peor. La
primavera está al caer. ¡Cuidado! No acabemos peor.
Gracias por su atención y sean felices. Reciban un fuerte abrazo
de su amigo,
En Las Medianías, que es mi sitio, a Jueves 31 de Enero
de 2013.
.
El "viaje de Tahrir a Tahrir" es un buen símil, no fue una primavera fue la "puerta del infierno". Hay que sentarse pensar y ver.
ResponderEliminarNos puede pasar lo mismo si no cambia la mentalidad de la gente y "revolucionamos la clase política" volveremos de nuevo a Tahrir, despertaremos todos nuestros demonios atávicos y esto será el Armagedon de España como país.
Es verdad, bien pensado, a todos nos avergüenza pertenecer a la generación tonta que se creyó las mentiras y siguió a los "falsos flautistas de Hamelin". Despilfarramos nuestros pricipios y nuestros propios ahorros. Entregamos nuestro futuro a "mentirosos e ineptos". Ahora lo pagaremos con creces.
¡¡¡ Es el momento de liquidar y refundar el país !!! Algo (todo) huele a podrido.
ResponderEliminarEstá claro que Davos es, precisamente, la sublimación del "sistema". No podemos esperar de ellos mas que la prolongación del desastre. En cuanto a que, si salimos de esta, lo que espero fervientemente, lo vamos a hacer peor, es seguro. Por el siguiente motivo: Si no se produce la catarsis, la situación no será buena, y si se produce, y nos adaptamos a la dura realidad, de momento es impensable alcanzar el utópico estado del bienestar que habíamos alcanzado hace cuatro años.
ResponderEliminarVamos a salir más pobres, eso está hecho. La cuestión es si aprenderemos de esta y mejoraremos nuestra estructura social y productiva. Que nadie piense que volveremos al pasado. ¡¡¡ Ahora, además, crisis de credibilidad global !!! ¿SIRVE PARA ALGO ESTA CONSTITUCIÓN? Me siento estafado y engañado, peor que nunca, me han quitado hasta la ilusión
ResponderEliminarEs cierto que debemos de exigir que empiece el tiempo de las reformas y se ponga fin al de los recortes.
ResponderEliminarLa economía de guerra es para la guerra. Los conflictos bélicos no son eternos y hay que ir pensando en poner fin al holocausto económico financiero que estamos viviendo.
El problema es elegir el modelo de producción que mejor se adapte a los nuevos tiempos y que cubra las necesidades y las expectativas presentes y futuras.
Ahora bien, me preocupa, como indicas en título del artículo, como vamos a salir. Supongo que se trata de elegir la puerta correcta. De lo contrario podemos caer en el vacío.