Europa se la juega ¡Este puede ser
el año! La Unión de los 28-1 se la juega. Eurolandia (La unión monetaria) también
puede tambalearse. Evolucionar o morir,
esa es la cuestión. Hay momentos que pienso que en alguna parte se han
confabulado para disolver paulatinamente el conglomerado trasnacional más rico
del Mundo. Otras pienso que somos los propios europeos los que nos acabaremos
autodestruyendo.
Está claro que tanto el Brexit como
el neoaislacionosmo USA ponen a la UE en una compleja situación estratégica. El
“populismo buenista” es una enfermedad de sociedad rica, el “populismo
peronista-bolivariano” lo es de sociedad pobre. El buenismo europeo se tiñe de
nacionalismo y entonces la estructura se resquebraja. Los “referenda” son el
arma del populismo. Europa está cerca de una “revolución cultural a lo Mao”, se
huele en el populismo y en el nacionalismo naciente. Europa puede convertirse
en la utopía que nunca existió. Europa equivocó su estrategia al incorporar por
motivos más geopolíticos que racionales a los restos próximos del caído telón
de acero. Europa se desconectó de sí misma, permitió adherirse sin muchos
requisitos a países sin el adecuado nivel de desarrollo social y económico; no
se puede pasar del comunismo al bienestar en un pis-plas. Esa es la UE que
tenemos un poupurrí de diferentes estados de desarrollo social y económico. Una
Europa de varias velocidades y, lo que es peor, diferentes maneras de corregir
estrategias. Una UE casi imposible, líquida y dispersa. Una UE que siendo el
mayor y mejor mercado mundial no es capaz de liderar y posicionarse en este
“nuevo orden naciente”.
El reciente documento presentado
por la Comisión Europea sobre alternativas al futuro de la Unión, es,
simplemente, un simple orden del día de ideas a discutir y horizontes posibles.
Desde la licuefacción total y el retorno a las simples naciones habituales,
disgregadas y sin peso específico en la gobernanza general, hasta la creación
con el paso del tiempo de un nuevo jugador global. En el medio todas las
opciones: una organización regional de libre comercio, una “eterna”
construcción de espacio de mínimo consenso, y, hasta, la destrucción por la vía
económica y/o política del espacio de convivencia conseguido. Hace falta
sentarse y pensar, claro que para eso hacen falta pensadores, y no meros
políticos agobiados por las siguientes elecciones. El debate debe de ser social
y no solo parlamentario (el peor error), aunque estos, los parlamentos, tienen
que crear el ambiente. El fracaso en 2005 del intento de Constitución Europea
marcó el principio del divorcio entre
pueblo y las Instituciones. De ese no holandés de aquel infausto junio
viene el desinfle que explota con la débil respuesta a la crisis económica de
2008. La respuesta ha sido tan errática que ha hecho germinar todo tipo de
malas hierbas. Hoy la gente cree poco, o nada, en Europa y la generación
entrante sabe que no va a tener las perspectivas de bienestar de sus
progenitores ¡Desconfían! ¡No creen!
De las “nuevas ideas y viejos
ideales” va a depender evitar la balcanización que se puede dar tras la
deconstrucción que puede venir. Incluso bélica y no solo territorial. Esta
coyuntura puede marcar el camino de la Europa que vamos a tener a largo plazo,
la geopolítica se ha adelantado y nos podemos quedar solos y perdidos. Los
europeos tienen que pensar, la vida cómoda pasó como pasaron los dorados años
veinte de los abuelos. Es el momento de pensar con amplitud de miras y visión
histórica de la cuestión. Si no hay “misión” el “resto del Mundo” seguirá
inmutable su camino, ni mirará los restos del imperio tirados en la cuneta. La
desidia se convertirá, lentamente, en ruina física y moral. El Mundo ha
cambiado y los europeos tienen que cambiar, los viejos clichés ya no sirven,
las viejas alianzas se debilitan y todo muta paulatinamente ¡Los europeos en su
ensoñación se pueden quedar fuera!
Enterrar el mísero egoísmo y dejar
disputas fraternales para ponerse a pensar es obligado para tener nuestro sitio
al Sol que ya no es solo nuestro. Pensar, pensar y proponer y, volver a pensar,
y pensar en la manera que la UE no se disuelva y se convierta en un “Estado
Fallido”. Empiecen ya.
¡Hala, y que les vaya bien! Hasta
el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio,
a viernes, 26 de marzo de 2017.
Como los mediocres que nos gobiernan no se pongan LAS LUCES LARGAS, esto irá manga con hombro, renqueante y mísero.
ResponderEliminarLO que quieren Trump, Putin y los ingleses es debilitar Europa y tener un montón de países medianos en lugar de un gigante.
ResponderEliminarEl problema lo podemos dividir en dos:
ResponderEliminarPrOBLEMA INTERNO: Los políticos nacionales, jugando a un nacionalismo oportunista, favorecen los movimientos populisto-nacionales. Es fácil culpar a la burocracia de Bruselas de todo lo malo y olvidarse de los propios errores. La Unión lleva tiempo a dos velocidades: Euro, Shengen, etc... Hay que poner la visión de largo plazo para darse cuenta de que construir Europa supone pérdidas importantes de poder nacional.
PROBLEMA EXTERNO: Los competidores globales de la UE están interesados en romper la unidad europea. De ahí los movimientos aislacionistas. Prefieren negociar con pequeños grandes países a enfrentarse a una gran potencia, aunque esté en construcción. Saben mejor que los propios europeos que la Ue es la mas potente y creciente potencia en el nuevo reparto de influencia geopolítica. Es el paraíso del bienestar.
Las politicas USA, Rusa y el propio Brexit van en ese sentido. La única solución es LUCES LARGAS y MAS EUROPA o la muerte lenta.
A día de hoy parece que el asunto no era para tanto. Trump parece que va aterrizando y se va dando cuenta de la realidad. Hemos superado, los europeos, las posibles debacles europeístas en Holanda y Francia, quedan....
ResponderEliminarDe todas maneras las dos velocidades son imposibles de evitar. El apoyo de Trump a la OTAN parece que tranquiliza a los es comunistas....
Hay que ponerse a trabajar.