Allá, a principios del siglo XV
de nuestra era, su cuatro mil doscientos y pico, el emperador tomó, porque
quiso y pudo, la gran decisión. El imperio cerraría fronteras y disfrutaría de
su nivel de riqueza y conocimiento, sería para siempre. La aventura de Zheng He,
el almirante musulmán de la Flota del Tesoro, fue paralizada por orden
imperial. Sus barcos, los más grandes y modernos de aquel Mundo, con entre
cinco y ocho mástiles, mamparos estancos, grandes, muy grandes, habían
recorrido todos los mares, especialmente el mar occidental mirando desde el
punto de vista chino.
En sus ocho expediciones, había traído riqueza y llevado la cultura y el comercio del imperio al resto del mundo. Se convirtió el Imperio Central en hegemónico. El emperador decidió, porque quiso y pudo, aislar el centro del resto del Mundo. Debió de explicarles a sus cortesanos y eunucos que: “Primero nosotros”, “Somos los mejores”. Cuatrocientos años después seguían aislados, se arruinaron, se empobrecieron y permitieron, a la fuerza,, que otros imperios próximos y lejanos los dominaran. Solos no pudieron. Aprendieron la lección ahora está a punto de repetirse la oportunidad y lo saben. Su emperador lo sabe.
En sus ocho expediciones, había traído riqueza y llevado la cultura y el comercio del imperio al resto del mundo. Se convirtió el Imperio Central en hegemónico. El emperador decidió, porque quiso y pudo, aislar el centro del resto del Mundo. Debió de explicarles a sus cortesanos y eunucos que: “Primero nosotros”, “Somos los mejores”. Cuatrocientos años después seguían aislados, se arruinaron, se empobrecieron y permitieron, a la fuerza,, que otros imperios próximos y lejanos los dominaran. Solos no pudieron. Aprendieron la lección ahora está a punto de repetirse la oportunidad y lo saben. Su emperador lo sabe.
Todas las generaciones se creen
que están en la encrucijada de la Historia. Nosotros sí. Estamos viviendo un cambio
de meridiano cero, el principio de una nueva era, la cuarta revolución
industrial, el final de un imperio industrial-tecnológico, el principio de un
nuevo modo de producción (ver mi comentario de
diciembre pasado), el imperio del hombre blanco termina. La avaricia
y el capitalismo sin fin del blanco-protestante aplanaron el Mundo, crearon las
condiciones de un nuevo sistema de relaciones de producción basado en la
especialización de las naciones y con ello movieron los cimientos del orden
establecido. Como siempre un ganador, en este caso el de la “guerra fría”, se
creyó invencible y no quiso ver como los nuevos buitres se comían los restos
del imperio vencido. El narcisismo del yo, yo y yo se ha adueñado del vencedor.
Solo se ve a sí mismo, no ve al mundo, solo ve a su “propia gente de toda la
vida”, y se equivoca. La cosa ha cambiado. La doctrina Monroe era válida hace
más de cien años para “toda América”, marcaba el fin del colonialismo europeo,
válida para un continente sin muros ni paredes. Llegó el nuevo emperador,
soberbio y rico, ignorante y “nuevo” poderoso. Confunde lo particular con lo general
y así no hay silogismo posible. Otra vez un emperador pretende aislar al
imperio del resto del Mundo. El principio del fin.
El Mundo se aterra ante el
retorno al concepto de "blanco protestante y de origen europeo”, que siempre ha
estado presente en parte de la ciudadanía. Lo han disimulado porque sabían que
ayudaba a su hegemonía. El liderazgo tiene sus cargas y si renuncias a ellas
renuncias al mismo. Ese es el pecado. Un nuevo orden está naciendo, probablemente
imparable. Las democracias imperfectas e incompletas están jugando un papel
determinante. Cuando Atenas en el cuatrocientos antes de Cristo se regodeó en
su plena democracia, llegaron los espartanos y los barrieron. La situación es
parecida. Europa se regodea y el emperador se enroca. Roma camino de
desintegrarse y los “bárbaros ”rondando las murallas". Con la flota del Tesoro
de mil cuatrocientos y pico volvieron a China los embajadores y los
comerciantes; la “ruta de la seda” cambió para siempre y se abrieron las
puertas al imperio luso-español del XVI Y XVII. El capricho de un emperador
cambia la historia. Yo y nosotros primero, solos nosotros, el nuevo mantra en
palacio.
La Historia se repite en círculos,
pudiéramos estar en un nuevo punto de cruce donde la historia pequeña se cruza
con la grande ¿o es ese sentimiento de que después de nosotros el cataclismo?
Lo que está claro es que a partir de ahora se ha terminado la resaca de la
“guerra fría” y el nuevo equilibrio se está fraguando. El que debiera ser el
nuevo emperador, se enroca, renuncia y el “el dormido imperio” saca de nuevo su
flota al mar global. Un mapamundi cambiante. La abandonada Europa tendrá que
pensar o morir (hablaré), los espartanos acechan de nuevo. Esperemos que el
nuevo emperador: ignorante y poderoso, rico y soberbio no sufra conjuntamente
de tos y diarrea.
¡Hala, y que les vaya bien! Hasta
el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a
viernes, 26 de febrero de 2017.
Ante la espantada USA, propiciada por Trump, se está acelerando el reparto de las áreas de poder en el Mundo. Ahora hay que tener una firme visión estratégica global y darse cuenta que se crearán nuevos imperios mientras es posible que alguno de los viejos, Europa, se diluya en 28 Taifas o más. Fin del capitalismo tradicional, nuevas tecnologías (nueva guerra) y nuevos vencedores y perdedores.
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