“¿CÓMO VA LA COSA?”


En estas fechas que atravesamos no conviene ponerse muy sesudo, así que, echemos un vistazo rápido a la cosa para ver cómo sigue la misma.  En términos generales podemos decir que la cosa no va tan mal como se desprende de noticiarios y noticias. Siempre ha sido más noticiable que un humano muerda a un can que viceversa. Por eso encontramos fácilmente noticias de que un tercio de la población mundial no tiene agua potable cerca, y yo me pregunto ¿Qué pasa con los dos tercios restantes? Seguramente cuando abren el grifo les sale agua corriente y no le dan importancia. La gran pregunta es ¿cuánta gente no disponía de agua corriente hace cincuenta años? Más o menos gente. Esa es la gran cuestión si a respuesta es menos es porque la cosa va mejor, en caso contrario la cosa iría peor. Estas y otras cuestiones son sobre las que conviene hacerse preguntas para saber cómo va la cosa. En términos generales yo diría que la cosa va ligeramente mejor. Hay menos gente que vive con menos de un dólar al día, hay mas gente que sabe leer y escribir, hay mas posibilidades de trabajar, la sanidad mejora y hay menos mortalidad infantil. Las clases medias (término relativo según país) aumentan rápidamente, en términos generales la cosa mejora, ligeramente pero mejora. A pesar de que cada día somos mas, principalmente porque en el fondo la osa va mejor, los grandes datos dicen que esto, al menos, no va peor. No estoy de datos subjetivos, las estadísticas así lo corroboran. Es su mente la que no quiere asimilar, siempre está dispuesta a la interpretación catastrofista y eso lo saben los demagogos y empresas de noticias y lo usan permanentemente. Y como siempre decía un viejo tío mío… ¿Y usted que opina?
Hay muchas mejoras que no están ocurriendo a nuestro alrededor próximo, hay pequeñas mejoras que no se notan inmediatamente y, sobre todo, tenemos una flaca memoria de cómo era el pasado reciente y lejano. Nos tragamos el dicho de “cualquier tiempo pasado fue mejor” y nos quedamos tan frescos. ¿Ha pensado usted cuándo se comía pollo en su infancia? ¿Quiénes tenían coche? ¿Cuánto se tardaba en un viaje? ¿Se podía ahorrar? Pues esas y otras cuestiones conviene hacerse para decidir si la cosa va mejor o peor.  Eso en el ombligo del mundo que era nuestra sociedad desarrollada, ahora el mundo es mucho mayor y la visión personal, en la mayoría de nosotros, siegue siendo localista, muy localista. Por eso es pertinente la pregunta de otro viejo tío cuando  le contabas que la cosa iba bien, o mal,… ¿Comparado con quién?  Al, al menos, la mitad de los habitantes de la cosa le gustaría vivir como y donde usted, por eso vienen.
Nos entullan a datos catastrofistas, nos llenan el buche con noticias basura, conocen bien la condición humana. Un relato de buenos y malos se acopla muy bien a nuestra manera de ver y sentir las cosas. En el fondo no dejamos de ser marujas curiosas y criticonas de lo mal que le va al vecino, y hasta nos alegramos. Nos tragamos sin masticar advertencias tan genéricas como que las ondas de radio son perjudiciales para la salud y cosas parecidas. Vivimos más asustados y temerosos de lo que nos creemos, porque en el fondo nos aterra el futuro impredecible y confuso. Nos avergüenza decir en alto y en público que la cosa va mejor, cosas de este lenguaje políticamente correcto que nos hemos tragado. La verdadera cuestión es preguntarse ¿Qué estoy haciendo yo para que el mundo vaya mejor? No vale con llamar a un número telefónico y donar 1,25 euros, muy barata se compra tu conciencia.  Esa es parte de la cuestión.
En estos días en que en todos lados se desea felicidad y prosperidad y se besan conocidos y desconocidos, los buenos deseos, de pacotilla, anidan en el barato corazón de la mayoría de los ciudadanos. Todo queda en eso, una costumbre social sin mayor trascendencia, bueno de bastante trascendencia para el comercio y el “bebercio”, trascendencia económica por supuesto. Pero luego qué hacemos… nada o casi nada. A pesar de todo hay una inercia global que hace que el Mundo vaya mejor. Mayor PIB, menor hambre,… ¿Suficiente? Ustedes dirán… Yo creo que, dicho con la boca pequeña, la cosa va ligeramente mejor.
¡Hala que les vaya bien! Hasta el año que empieza…y ¡FELIZ 2019! Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 30 de diciembre de 2018.






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