“EL REINO VACÍO, 2”



(Continuación...)

Decía el otro día, entre otras cosas, que: “El reino se vaciaba lentamente. …El rey y su corte, que no eran tontos del todo,… entendieron la importancia de la fuerza del trabajo...”
Lo comprendieron con la fuerza de los hechos. Hace muchos años la mortalidad infantil era inmensa, como consecuencia la edad media era baja. Con la mejoría de la higiene y las costumbres y la ayuda de la mejora de la medicina la cosa cambió. Los infantes dejaron de morir prematuramente, las familias crecieron, poco a poco la edad media de los habitantes se fue elevando, por promedio estadístico y de nivel de vida. Pero las costumbres permanecieron, era normal tener bastantes hijos. Mano de obra para el campo y para el proletariado de la ciudad. Todo parecía ir del diez, la gente se sentía optimista pero un negro manto de cambio personal se empezó a adueñar del personal. Un cierto egoísmo, comodidad y procrastinación  germinó en el modo de vida de las nuevas generaciones, la gente dejó de tener hijos y los pocos, más bien únicos, hijos que tenían eran tardíos. La crisis trajo la guinda: la bajada de los salarios y el paro se conjugaron para la disculpa económica: es que no podemos mantenerlos. Así pasaron unos pocos años. El reino dejo de crecer en población, los habitantes cada vez eran de mas avanzada edad, cada vez menos personas tenían que producir para más. La pirámide de población prácticamente se invirtió. Menos trabajadores, menos precios y salarios (este asunto del tío Phillips lo veremos el mes que viene), menos ingresos para la gente son menos ingresos para el rey y su corte.
El futuro del reino se presentaba convulso. La gente empezó a sentir que el año próximo no sería mejor para ellos, se desanimó. Mucha gente se indignó, empezó el tiempo de siembra de los “misioneros de la utopía”. Podía empezar un tiempo de tonterías colectivas, un trasnochado keinesianismo caló en la sociedad. El Rey y su corte tenían que solucionar el problema y mantenerlos a todos. Los infiltrados de la utopía convencieron a mucha gente que el reino tenía que proveerlos de enseñanza, sanidad, teatro y cine, espectáculos y otros entre lo que se incluía un subsidio personal universal. Menos mal que el reino debía mucho dinero y los prestamistas advirtieron, y exigieron, que se acabara el despilfarro, que solo se podía gastar el dinero que se pudiera generar. El Rey, su corte y los ciudadanos se tuvieron que apretar el cinturón. Eso ocurrió con otros reinos vecinos. Las vacas flacas se habían instalado.
El Rey y su corte, que no eran tontos, se dieron cuenta que el verdadero problema es que cada vez quedaban menos ciudadanos en edad de trabajar. La demografía se convirtió en un problema, sin niños no hay futuro. ¿Importamos familias? El falso buenismo colectivo fue gestionado por los “hipócritas mensajeros del miedo” y no fue posible: venían a “quitarles el poco trabajo y era distintos”. Bajarían los salarios y subirían los alimentos dijeron los aprendices de brujo. Pulgas al perro flaco.
El Rey y su corte, que no eran todos tontos, se dieron cuenta que los niños no venían con un pan debajo del brazo pero que ellos podían ayudar. Ayudaron un poco y pensaron que esos niños tendrían que aprender muchas cosas nuevas –algunos lo llaman “conocimiento”- y producir más y bien. Algunos sabios cortesanos recordaron como el vapor cambió el Mundo. Algunos se dieron cuenta que el capitalismo estaba a punto de doblar una esquina y que ahora la maquinaria mecánica estaba a punto de ser sustituida por automatismos cuasi inteligentes. Si enseñaban a los actuales padres a usarlos y a los niños a crearlos y mejorarlos la producción aumentaría. Todos comerían mejor, el reino pagaría sus deudas y volvería a ser rico. Hasta podrían vender sus excedentes a otros reinos próximos o lejanos. El “conocimiento” y el “automatismo inteligente” habían venido para quedarse. Renovarse o morir. ¡Bienvenido el robot! ¡Ponga un robot en su vida!
¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 25 de marzo de 2018.


Releer  "EL REINO VACÍO"



“EL REINO VACÍO”



Siempre les he contado que: “campesinos ricos, rey rico”. Sigamos con esta metáfora económico-medieval. No se tomen literalmente el título de este comentario, al menos hasta que hayan leído este artículo y vean si la primavera vuelve, o no. Los campesinos se creyeron más ricos de lo que realmente eran y gastaron como aristócratas, y lo que es peor, trabajaron menos que estos. Pocos quedaron para producir. Los hijos se fueron al burgo donde el trabajo se paga en monedas y no estaban unidos al ronzal del arado. Ahora ya todo lo compran, se acabó el comer de autoconsumo. El dragón financiero se apoderó de sus vidas y sus fauces les atenazaron y doblegaron ¿Ley de vida? Mientras todo fue bien la cosa funcionó medianamente bien. El Reino parecía ir bien, pero los fundamentales fallaban. Antes, todo parecía estar controlado porque el reino fue coyunturalmente próspero. El Reino se vaciaba lentamente.
Al bajar la producción el dragón financiero apretó y no pudieron mantener más de un hijo o dos. El reino se despobló paulatinamente, ya no se reponía la población muerta, y la población  envejeció. Menos aparceros, menos producción. En el burgo la cosa no iba mejor, la menor producción encareció el precio de los productos y la inflación se convirtió en un duro impuesto a los asalariados. El salario, para el que lo tenía, malamente daba para subsistir. La burguesía, la clase media, perdió parte de sus ahorros por la misma razón. La burguesía dejó de ahorrar y el Reino no pudo invertir. El Reino dejó de ser atractivo para los mercaderes extranjeros, el Reino fue paulatinamente ignorado por los demás reinos. Los habitantes del Reino se encerraron en “si mismo” y temieron a todo y a todos los que vinieran del exterior; les quitaban su trabajo, decían, y eran culpables de los bajos salarios. El Reino estaba casi vacío. El Reino se empobrecía rápidamente.
Menos agricultores, menor producción. Menor producción menos ingresos individuales. Menos ingresos ningún ahorro. Ningún ahorro ninguna inversión. Ninguna inversión menos tecnología. Menos tecnología menor competitividad. Menor competitividad menos ventas y menor competitividad llevaba a comprar al reino vecino. Había que bajar más los salarios para competir con el reino vecino. Mas pobreza, mas hambre, ahora se podía sembrar fácilmente el populismo y la revolución.
El rey y su corte, que no eran tontos del todo, también se empobrecieron. Transformaron parte de sus joyas en moneda y la introdujeron en el circuito, produjo más inflación, encarecieron los productos de los reinos vecinos y se produjo un incremento de la riqueza de los agricultores y asalariados urbanos, pequeño, muy pequeño. Algunos asalariados retornaron al campo, aumentó la producción y mejoró la organización del trabajo. Entendieron la importancia de la fuerza del trabajo y trajeron temporeros, otros reinos vivieron el mismo proceso y se buscaron la vida allende las fronteras. Aumentó la producción. El Reino, en sus penurias, recuperó un cierto optimismo. Abrieron las fronteras al comercio lo que redundó en el renacimiento de la burguesía. El Reino vacío tenía un plan.
El rey y su corte, que no eran tontos del todo, se dieron cuenta que otros reinos tenían dinero para prestar, que otros reinos dedicaban sus excedentes a educar a sus súbditos, que creaban liceos y hasta universidades. Intuyeron que por ahí iban los tiros que el campesino debía de ser algo ilustrado.  El rey y su corte, que no eran tontos del todo, pidieron prestado para invertir en canales, caminos y puertos que favorecieran el comercio y abarataran el transporte. Dieron trabajo al pueblo. Las producciones llegaban más lejos y más rápido. El campesino y el comerciante fueron más optimistas, el año siguiente, por fin, iba a ser mejor que el actual. Combatieron la inflación con mayores ingresos. El Reino vacío, que ya no lo era tanto, recuperó el optimismo.
Moraleja: Si el Rey se queda quieto el campesino se empobrece y el Reino también. El Rey-El Gobierno no pueden ser pasivos, de su actitud, inteligencia y actividad depende que el Reino no se vacíe. Generalmente los campesinos no tienen la culpa de que el Reino se vacíe, la tiene la “falta de conocimiento”. Invertir en conocimiento evita el “Reino vacío” (Continuará)
¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 25 de febrero de 2018.