“ALGO MÁS DE BARTLEBY” (ADENDA IMAGINARIA)


Este es el relato de lo que me contó Nippers al poco tiempo de la definitiva apoplejía de Turkey:
—Cinco años después de la muerte de Bartleby, cuando el ordenanza, Ginger Nuts ascendió a copista, lo sentaron en la mesa que Bartleby había ocupado, tras un biombo, en la anterior dirección de la oficina en Wall Street,  y que desde entonces estaba arrinconada en el fondo de la zona de escribientes. Durante ese tiempo nadie la había usado ni para poner un papel sobre ella.
Cuando Ginger Nuts continuó Nippers comenzó a colocar el atrezo de escribiente: papeles, plumillas, tintero y secantes; al abrir la pequeña gaveta situada bajo el tablero, encontró un viejo folio doblado en cuatro adosado a uno de sus laterales. Un papel envejecido y roídos sus bordes por insectos o ratas. Al desdoblar el dañado papel pudo leer lo siguiente: “… tras diez días durmiendo en la calle, hoy he tenido la suerte de encontrar un nuevo trabajo, lo cual en mi situación es casi un milagro. El abogado que me ha contratado parece una buena y blanda persona. He tenido la suerte de que me ha colocado separado del resto de los escribientes y aislado visualmente por un biombo. Así nadie notará mis manos temblorosas. Por lo menos llegaré al final sin pasar mucho frio y…” Sigue un espacio ilegible, continúa más abajo y con una letra menos cuidada, como si lo hubiera escrito bastante tiempo después: “Hace tiempo que no salgo a la calle, no lo necesito. El bondadoso abogado bobalicón me ha pedido que le ayudara a cotejar unos escritos, yo le he dicho que preferiría no hacerlo. Todavía no se han dado cuenta de mis temblores. Hace unos días que me molesta el estómago, como si tuviera un cangrejo royéndome lentamente las entrañas, seguramente es la dieta monótona que sigo…” -un roto en el papel- “… he conseguido escabullirme de trabajos con los otros compañeros despacho. Son zafios y alguno hasta un poco borracho. Si aguanto detrás del biombo conseguiré…” –otro roto- “… tranquilo.” Un machón de tinta, otro que parece de grasa de comida y un roto después, con una letra temblorosa y de difícil lectura: “… anoche vomité sangre, estoy peor y el dolor de estómago se hace insoportable. Sigo adelgazando. Ya casi no puedo escribir del temblor de las manos, se nota en la caligrafía. Vienen problemas, quieren que abandone la oficina porque se cambian de lugar. El abogado ya no parece tan bondadoso pero sigue siendo blando, me quiso pagar para que me fuera, si el supiera…” -otro roto- “Me he quedado solo, descansaré tranquilo, tendré que salir a buscar comida y en mi estado no me apetece. Hoy todavía me quedan restos de pastel, mañana veré lo que hago.” Solo hay una línea más en la parte de abajo del papel, con una letra muy deteriorada, se lee: “Creo que estoy muriéndome, en caso de que esto ocurriera avisar a…” Falta toda la parte inferior derecha del folio, probablemente se lo comieron las ratas.

Tras la muerte de Bartleby su cuerpo no fue reclamado por nadie y ni siquiera lo quisieron en “The Tombs”, acabó siendo enviado a una facultad de medicina. Allí descubrieron que tenía muy deteriorada la sustancia negra cerebral, “posible enfermedad descrita por Dr. James Parkinson en 1817”, sentenció el catedrático. Lo que realmente causó la muerte del escribiente fue una metástasis muy extendida de un cáncer en el estómago.


IR A INICIO DE  LAS LIBRETAS DE EL MAGOEZ



1 comentario:

  1. Preferiría leerlo yo. Así he hecho y me gusta aun más.
    La siniestra de clase.

    ResponderEliminar