CICLO “LA 2ª GAVETA”
COMENTARIO Nº 20-5ª
TEMPORADA, 20 DE FEBRERO DE 2014
Cuando parece que el gran problema
que queda por resolver es el paro, Seña Maruca me hace pensar una serie de “sus
reflexiones”. Para que todos lo tengan claro esta seña es la mujer del mago de
mi vecino, toda su vida en las medianías, pocos estudios y mucho tiempo para
pensar.
Esta buena mujer está convencida que
los tiempos han cambiado, que saldremos de esta larga crisis cambiados, ni más guapos
ni más feos simplemente distintos. Que las recetas se han quedado antiguas, que
ahora tenemos que buscar otras soluciones distintas a las de los libros.
Maruca se ha dado cuenta que ahora
tenemos unos nuevos problemas: el crédito nunca será lo que fue, el crecimiento
será más crecimiento pero será más lento (menor), la inflación deja de
ayudarnos a pagar las deudas, y el paro será alto por bastantes años. Ahora
tenemos miedo a las burbujas de todo tipo y todavía debemos mucho para
endeudarnos. Con el Gobierno del Estado poco podemos contar porque es el que
nos metió en este lío. El problema está en que ya no nos sigue el mundo, ahora
somos vulnerables a crecimientos y crisis
ajenos que ahora hay que estar permanentemente ojo avizor de lo que pasa
fuera porque ya no los controlamos. También la seña Maruca piensa que los
únicos que no nos estamos preocupando por nuestro futuro energético somos
nosotros y en algún momento nos pondrán de rodillas.
La verdadera obsesión de la Maruca
es el paro porque tiene una purriada
de nietos en edad de empezar a trabajar. Siempre me recuerda que yo le dije que
al principio la economía salió como una rama de la ética y de eso se han
olvidado todos, los avariciosos y los demás.
Que a partir de ahora hay que
olvidarse de eso de maximizar el beneficio, que, por supuesto eso de perder es
de tontos y hay que ganar lo suficiente para poder pagar lo que debemos y
ahorrar algo. Que ahora nuestro objetivo es que la gente trabaje para que deje
de amargarse. Y para ello propone un plan de consumo razonado.
Piensa que si la gente volviera a
comprar las cosas que producen los vecinos, así estos se ahorrarían mucho en gangocheros e intermediarios y además
ganarían más y el consumidor no gastaría más, que ese es el verdadero sentido
de los mercados del agricultor y no que unos guiris vendan mermeladas caseras,
que también. Que si hacemos parecido con todo, con moderación porque los
plátanos y tomates hay que venderlos fuera, al final la gente de nuestro
alrededor tendrá un poco más de trabajo. Su eslogan es que lo que pueda hacer
un carpintero de aquí que no lo haga otro de fuera y si el de aquí no cumple…
que se jorobe, nunca más. Que cuando le fallas a un vecino y te lo cruzas por
la calle se te pone la cara colorada y los de fuera no. Que así cuando vengan
los turistas conocerán nuestra tierra y sus productos. Así hasta que toda
nuestra gente tenga trabajo, que ese es el camino. Calladita la boca y con
discreción.
Acabando esta charla en la que
valorábamos que el valor añadido tiene que quedarse lo más próximo posible, por
nuestro bien y el de los vecinos. Por nuestra salud y bienestar, que siempre es
bueno saber quien ha producido o fabricado una cebolla o el taburete de la
cocina. Estando en esas, seña Maruca, dijo la frase del día: “Hay que vivir
como los amish, esos de los carricoches y las faldas largas y sombreros negros,
esos que con una organización antigua solo aceptan con cuentagotas las
tentaciones y oropéndolas de la tecnología”. Tiene razón los amish hoy en día
son productores de productos orgánicos, son productores de artesanía, su visión
de los negocios es muy bíblica, pero están ahí. Vendiendo en un mercado que
valora esas cualidades de diferenciación y especificidad. Ellos, los amish, no
detestan la modernidad simplemete con unos principios de modo de vida muy
profundos no dejan que la tecnología cambie sus vidas, algo así como los
gomeros de la emigración de los años cincuenta, raíces profundas, tenacidad y
austeridad personal, …y salieron
adelante ahorrando y casi sin créditos. Se puede si se quiere, ese es el valor
añadido que las personas le podemos dar a la economía. Seña Maruca conoce a los
amish.
Gracias por su atención. Reciban un fuerte abrazo
de su amigo,
En Las Medianías, que es mi sitio, a Jueves 20 de Febrero
de 2014.
Postdata: La sombra de
las antenas metidas en tubos es alargada y produce alarma psicosocial. Quien te
ha oído y ahora te ve.(Lo siento está en clave local)
Comprendo a la Señora Maruca: En el fondo se trata de recuperar una vida sencilla, sin grandes gastos ni despilfarros. No olvidarse nunca que el crédito es para los ricos y las empresas, que los pobres lo más que recibimos son anticipos. ¿Pa qué irse a comprar manzanas a Australia si las de aquí son más frescas, sabrosas y naturales? Cuando era joven primero se ahorraba y luego se compraba lo que fuera, ese es el camino.
ResponderEliminarCon los amish me pasa como con las manzanas de Australia... ¿Pa qué irse tan lejos si aquí tenemos a nuestros emigrantes?
Dado que la macro economía dicen que va mejor, pero que lo que falla es la micro economía, por falta de apoyo financiero, impuestos altos etc..., quizás sea la nano economía que propone de la venta directa, sea nuestra salvación. Yo hace tiempo que disfruto al comprar en mercadillos e incluso casas particulares productos de cosecha propia. En los pueblos de mi tierra es fácil ver, a la puerta de una casa, una caja de alcachofas, naranjas etc... con un cartel que anuncia un precio moderado. Entre los 0,12€ el kilo que se está pagando la mejor naranja por el "comercio", los 1,20€ que marcan en el supermercado de cadena, y los 0,50€ que me cobran en esa casa, la elección es sencilla. Y, además, la calidad es infinitamente superior. La pena es que, este comercio próximo o directo, es una gota de agua en este océano injusto.
ResponderEliminarAmigo valen,el problema esta en que si todos vamos a comprar a esa casa creo que las alcachofas, naranjas,etc se terminaría enseguida y por lo tanto también acabarían subiendo los precios.
EliminarNo, el secreto está en la dispersión de ese "sector" comercial. Ellos lo único que buscan es vender su cosecha a un precio razonable, y cuando se les acaba un producto, se les acaba.
EliminarComo siempre nuestros magos, dicho con el mayor cariño del mundo, tienen razón. Observar socarronamente, permite sacar conclusiones si apresurarse.
ResponderEliminarPero siento desilusionar a Dª Maruca, sus nietos no van a encontrar trabajo tan fácil. Parece que nadie está dispuesto a crear empleo; es muy caro. Y mientras la edad de jubilación siga aumentando menos posibilidades.
Supongo que Dª Maruca no entenderá, yo desde luego no, que la teutona que recomendó a España alargar la vida laboral, ahora, por lazos del demonio, o de los pactos, está pensado en reducirla en su Teutolandia (esto es un poco demagógico, pero es lo que los nietos de Dª Maruca leen en la prensa).
Lo único que nos puede salvar es la economía de barrio; la economía de subsistencia que no da mucho más que para una taza de caldo con sopas de pan.
Por suerte o por desgracia son imposibles, en estos tiempos, las políticas proteccionistas y el fomento de las obras públicas; las ayudas a las empresas para competir con las extranjeras; los déficit presupuestarios disfrazados por la contabilidad oficial. Que durante mucho tiempo crearon trabajo.
Por cierto ojo con los amish, tiene una forma muy particular de defender sus intereses.