CICLO “LA GAVETA, 2ª TEMPORADA”
COMENTARIO Nº 50 DE 20 DE ENERO DE 2011
Este pudiera parecer otro viaje imaginario, no es así. Yo conozco la ciudad donde la gente se olvidó de dar los buenos días. Yo conozco a muchos de sus habitantes esos que se conformaron con lo que tenían, esos que se bicharon con la mezquina envidia de los demagogos, esos que se olvidaron del esfuerzo y el trabajo tenaz de las generaciones anteriores, esos que se centraron en vegetar y esperar. Se hicieron desconfiados y temerosos, se acomodaron. Como, al final, los dirigentes salen de entre los ciudadanos estos también se apoltronaron. En su comodidad permitieron que el hombre malo los insultara y les llenara la cabeza de envidia y el alma de despecho. Un grupo de ciudadanos, a los que podemos llamar los destructores, se dedicaron a poner pegas a los pocos proyectos e ideas de algunos otros ciudadanos menos conformistas.
El comercio y los servicios languidecieron. Como estaban acomodados y temerosos todo lo nuevo suponía un esfuerzo físico e intelectual y era rechazado. Antepusieron su comodidad a la vivir. ¡Y juro que antes fue una ciudad para vivir! Se negaron a tener un poco de turismo, y el poco que llegaba se encontraba con los establecimientos cerrados, las casetas de información turística hacían horario de funcionarios, los bares también. Dejaron que el insulto y la descalificación se adueñara de sus medios legales y alegales. Los equipos deportivos bajaron de primera categoría a tercera, y nadie se inmutó. Burocratizaron de tal manera la construcción y puesta en marcha de negocios que se dejaron de iniciar y de abrir. Bajó la actividad económica y un paseo por sus calles se convirtió en un paseo entre carteles desteñidos de “Se vende” y “Se alquila” y locales cerrados. Aumentó la falta de trabajo. Y la “corporación”, toda, seguía perdida en su comodidad y discusiones bizantinas. Se perdió el espíritu colectivo y con él el de “ciudadanía”, se enrocaron en su vida diaria y en su rutina. Se perdió la iniciativa y el afán de superación, se buscaba ser empleado público o al menos subvencionado consumidor de presupuesto. Se olvidaron que ciudadanos activos hacen la ciudad rica y activa. ¡Y perdieron hasta la costumbre de darse los buenos días!
Esa ciudad, que yo conozco, se dejó llevar. Mientras tanto el pueblo de al lado se puso las pilas, facilitó el negocio y liderado por su “corporación” les comió el terreno y el futuro, pasó de la ciudad adormecida a la ciudad locomotora. Más locomotora se convirtió el pueblo de enfrente que aprovechando el aborregamiento de sus eternos competidores, arrasó y se quedó con la mayoría de los poderes y símbolos de capitalidad. Las ciudades dos se lo han ganado y los de la ciudad dormida se lo han merecido. Si se actúa rápido todavía puede haber remedio pero para eso hace falta, además, un nuevo líder, su correspondiente equipo y el despertar de los ciudadanos. ¡Esperemos!
Todo esto que les he contado es economía. Si el paro, la falta de iniciativa, la bajada del poder adquisitivo y la atonía general no son economía es que no sabemos nada de nada. Lo peor es que los ciudadanos se han acomodado a no pensar en que mañana tiene que ser mejor, han perdido todas las expectativas. Sin un “buenos días” triunfa el egoísmo mezquino y ese lleva a la tristeza y a la pobreza. Sin un “buenos días” se permite el linchamiento mediático y se acerca peligrosamente la “agresión a la murciana”.
Se acerca el momento de elegir, es el momento de cambiar de rumbo, buscar a los mejores y sin envidia ni suspicacia dejarlos trabajar. Ya se lo demandaremos. Pero esta vez nos jugamos el futuro.
El resto del Mundo sigue igual y seguirá por bastante tiempo. ¿La Bolsa? Subirá y bajará, no se olviden que hace dos años estaba un cincuenta por ciento más cara. Dejen a los “insiders” jugar y si tienen aprecio a sus dineros “jueguen” de la mano de los profesionales que no suelen estar en el bar tomando café y pontificando. Sean prudentes. ¿Cómo se dirá en chino “buenos días”? ¿Qué querrán?
Lo de las Comunidades Autónomas no deja de ser otro capítulo más del marketing gubernamental ante el mercado. Lo verdaderamente importante es la depuración de los fallidos ocultos de Cajas y Bancos y que el sistema, una vez limpio y asumidas sus pérdidas por los accionistas, vuelva a funcionar. Para salir de esta necesitamos trabajo, actitud y financiación. Pero fundamentalmente un Gobierno que no moleste a los ciudadanos y que no interfiera en los mercados. Un pensamiento personal que algún día les ampliaré: Los “rescates” no sirven solamente cebar la parte nefasta del mercado.
Recuerden que todo empieza con un cortés “buenos días”. Piensen y decidan, pero no pasen.
Gracias por su atención y, a pesar de lo dicho, “Buenos días” y disfruten de la vida. Reciban un fuerte abrazo amigo de su amigo,
El Magóez
En Santa Cruz de Tenerife, 20 de Enero de 2011.