“¿CÓMO VA LA COSA?”


En estas fechas que atravesamos no conviene ponerse muy sesudo, así que, echemos un vistazo rápido a la cosa para ver cómo sigue la misma.  En términos generales podemos decir que la cosa no va tan mal como se desprende de noticiarios y noticias. Siempre ha sido más noticiable que un humano muerda a un can que viceversa. Por eso encontramos fácilmente noticias de que un tercio de la población mundial no tiene agua potable cerca, y yo me pregunto ¿Qué pasa con los dos tercios restantes? Seguramente cuando abren el grifo les sale agua corriente y no le dan importancia. La gran pregunta es ¿cuánta gente no disponía de agua corriente hace cincuenta años? Más o menos gente. Esa es la gran cuestión si a respuesta es menos es porque la cosa va mejor, en caso contrario la cosa iría peor. Estas y otras cuestiones son sobre las que conviene hacerse preguntas para saber cómo va la cosa. En términos generales yo diría que la cosa va ligeramente mejor. Hay menos gente que vive con menos de un dólar al día, hay mas gente que sabe leer y escribir, hay mas posibilidades de trabajar, la sanidad mejora y hay menos mortalidad infantil. Las clases medias (término relativo según país) aumentan rápidamente, en términos generales la cosa mejora, ligeramente pero mejora. A pesar de que cada día somos mas, principalmente porque en el fondo la osa va mejor, los grandes datos dicen que esto, al menos, no va peor. No estoy de datos subjetivos, las estadísticas así lo corroboran. Es su mente la que no quiere asimilar, siempre está dispuesta a la interpretación catastrofista y eso lo saben los demagogos y empresas de noticias y lo usan permanentemente. Y como siempre decía un viejo tío mío… ¿Y usted que opina?
Hay muchas mejoras que no están ocurriendo a nuestro alrededor próximo, hay pequeñas mejoras que no se notan inmediatamente y, sobre todo, tenemos una flaca memoria de cómo era el pasado reciente y lejano. Nos tragamos el dicho de “cualquier tiempo pasado fue mejor” y nos quedamos tan frescos. ¿Ha pensado usted cuándo se comía pollo en su infancia? ¿Quiénes tenían coche? ¿Cuánto se tardaba en un viaje? ¿Se podía ahorrar? Pues esas y otras cuestiones conviene hacerse para decidir si la cosa va mejor o peor.  Eso en el ombligo del mundo que era nuestra sociedad desarrollada, ahora el mundo es mucho mayor y la visión personal, en la mayoría de nosotros, siegue siendo localista, muy localista. Por eso es pertinente la pregunta de otro viejo tío cuando  le contabas que la cosa iba bien, o mal,… ¿Comparado con quién?  Al, al menos, la mitad de los habitantes de la cosa le gustaría vivir como y donde usted, por eso vienen.
Nos entullan a datos catastrofistas, nos llenan el buche con noticias basura, conocen bien la condición humana. Un relato de buenos y malos se acopla muy bien a nuestra manera de ver y sentir las cosas. En el fondo no dejamos de ser marujas curiosas y criticonas de lo mal que le va al vecino, y hasta nos alegramos. Nos tragamos sin masticar advertencias tan genéricas como que las ondas de radio son perjudiciales para la salud y cosas parecidas. Vivimos más asustados y temerosos de lo que nos creemos, porque en el fondo nos aterra el futuro impredecible y confuso. Nos avergüenza decir en alto y en público que la cosa va mejor, cosas de este lenguaje políticamente correcto que nos hemos tragado. La verdadera cuestión es preguntarse ¿Qué estoy haciendo yo para que el mundo vaya mejor? No vale con llamar a un número telefónico y donar 1,25 euros, muy barata se compra tu conciencia.  Esa es parte de la cuestión.
En estos días en que en todos lados se desea felicidad y prosperidad y se besan conocidos y desconocidos, los buenos deseos, de pacotilla, anidan en el barato corazón de la mayoría de los ciudadanos. Todo queda en eso, una costumbre social sin mayor trascendencia, bueno de bastante trascendencia para el comercio y el “bebercio”, trascendencia económica por supuesto. Pero luego qué hacemos… nada o casi nada. A pesar de todo hay una inercia global que hace que el Mundo vaya mejor. Mayor PIB, menor hambre,… ¿Suficiente? Ustedes dirán… Yo creo que, dicho con la boca pequeña, la cosa va ligeramente mejor.
¡Hala que les vaya bien! Hasta el año que empieza…y ¡FELIZ 2019! Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 30 de diciembre de 2018.






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“CABAÑUELAS (DE PENSIONISTAS)”

Hace ya un par de años publiqué, aquí mismo, uno de mis mayores éxitos editoriales, se titulaba “MartirizarAbuelos” y, entonces, ya señalaba lo que en aquella temporada se empezaba a publicar y hablar sobre las pensiones, sobre todo las futuras. Me daba la impresión de que estaban jugando con mis sentimientos, y los suyos, sobre la sostenibilidad futura de las pensiones. Tuve la sensación que se organizaba un complot para robarme mi mochila, esa que había estado llenando durante más de treinta y cinco años. Pues bien, la cosa sigue igual o peor, la histeria ha subido de tono y ahora todo exactamente igual, tal vez muchos más nubarrones.
El tema se ha complicado cuando lo han sacado del estricto ámbito del Pacto de Toledo, que se reúne en Madrid, y lo han colocado en el foco político. La cuestión ha dejado de ser fundamentalmente técnica para pasar a ser meramente política. Han convertido el asunto de las pensiones, actuales y futuras, en arma arrojadiza en el debate político; ha pasado de ser un asunto de interés general al cortoplacismo del ruido mediático y la parafernalia parlamentaria. Los inexpertos han tomado el timón y la demagogia se va instalando paulatinamente.
Con todo esto y llevando una política económica tintada de política, el sistema se ha empobrecido. Ya no cumple con la regla de estar separado de los gastos de los presupuestos generales. Se ha malversado dinero de “los pensionistas” para pagar medidas de la política económica del Gobierno ¿Por qué nos quitan dinero del sistema para pagar bonificaciones estratégicas? ¿Qué pensiones no contributivas se pagan desde el sistema? Las pensiones no contributivas son una falacia en sí mismas y deben de ser fruto de la redistribución de la renta desde los presupuestos del Estado. Los beneficios fiscales a empresas y autónomos, también, se deben pagar con impuestos no con contribuciones al sistema de pensiones ¡Esto se lleva haciendo desde hace muchos años y nadie protesta! ¿Cuándo aprenderán que el dinero de las pensiones es del pensionista? La política económica se debe de hacer con los ingresos y gastos del Estado y no con el dinero de los pensionistas.
Ha existido una regla básica que ha permitido que “tanto aportas tanto cobras”. Pues no, los iluminados de turno han decidido que hay complementos que se pueden pagar desde la tesorería de las pensiones, están desfigurando el sistema. Además el populismo está siendo animado desde la política y están sacando a la gente a la calle pidiendo “pensiones dignas” mayores que las que corresponderían por las aportaciones realizadas. Ciertos plumillas analfabetos destripan las estadísticas por comunidades y se llenan la boca diciendo que en su región, o nacionalidad, las pensiones son menores que en otras como si fuera una decisión gubernativa ¡Son las cotizaciones y el nivel de sueldos, imbécil! Mayor estupidez aún con las medidas para subir políticamente las pensiones, sį los politiquillos de turno, la mayoría, entienden que debe de existir un mínimo ingreso para vivir… ¡que lo paguen con impuestos!, pero ahí les duele.
 Ya bastante problema tienen las pensiones con el aumento de la esperanza de vida de sus pensionistas, con el vacío demográfico que se espera y con la devaluación del salario medio por la globalización, para encima cargar al sistema con florituras populistas externas. El asunto se arregla con expertos y no con demagogia. Hay momentos que pienso que la supervivencia de mi pensión depende de los cabañuelistas que han perdido su trabajo por la mejora de la técnica meteorológica.
Reclamo que mi pensión, que es mía, se administre con la eficacia de un buen padre de familia, pero  nada de cabañuelas populistas y electoralistas. Que las mejoras a los demás ciudadanos se hagan con mis impuestos y los de todos, que están a punto de destruir el bosque para quemar leña, que debe de haber otro sistema que no deje a los abuelos desnudos en plena calle. Que entre meteorólogos y cabañuelistas me quedo con los primeros.
¡Mi pensión es mía y no admito cabañuelas con ella, que con las cosas de comer no se juega!   
¡Hala que les vaya bien!  Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 25 de noviembre de 2018.




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“LA CRISIS QUE DOBLÓ LA ESQUINA”


Hace ahora diez años cuando el crac de Lehman Bros. desencadena la gran crisis, y yo me pregunto ¿La desencadenó o la aceleró? Posiblemente ni lo uno ni lo otro. Sencillamente fue el catalizador que aceleró la reacción que ya estaba planteada. Fue una crisis de la parte financiera de la economía porque la economía había llegado a su máxima capacidad de absorción del dinero que se generaba con derivados y asimilados. La crisis de la economía real estaba allí latente, el endeudamiento era de tal calibre que ya no producía mayor producción de bienes y servicios, el mayor endeudamiento ya no ofrecía efecto apalancamiento sobre la producción y, mucho menos, sobre los beneficios y el cash-flow, las deudas dejaron de ser pagables en términos generales. El mercado mundial ya no era capaz de absorber mas bienes y servicios, una crisis de sobreproducción estaba latente, el paro y los bajos salarios se adueñaban del panorama, se estaba dejando de crear puestos nuevos de trabajo y los jóvenes, y algunos mayores, dejaron de tener perspectivas. Ya nadie estaba seguro de que el siguiente año sería mejor que el corriente. El mercado, bastante desregulado, actuó y el sistema financiero hizo lo que tenía que hacer: empezar a quebrar. Los Gobiernos intervinieron.
Los Gobiernos, nacionales y superiores, intervinieron y pretendieron salvar el equipaje de sus nacionales. No se dieron cuenta de que el problema era global y que en gran medida estaba propiciado porque el mercado global no era simétrico. La globalidad existía pero las condiciones de libertad y de regulación eran distintas, el egoísmo y la lucha por aprovechar la coyuntura en beneficio propio propiciaron mayor desorden general. La política a corto plazo se impuso a la política económica. El sistema se saneó pasando deuda privada, de empresas y bancos, a deuda pública. Se paró la primera ola pero se sembró el germen de la siguiente: la crisis de las finanzas públicas ¿Quién saneará sus balances? ¿Volverá otro crac? Me temo que pudiera ser que sí. Estamos sentados sobre una bomba de más de 200 megatones.
En términos macro la cosa parece que se reequilibra no ocurre lo mismo a nivel micro, el suyo el mío y el de nuestro entorno,  ha cambiado. Las cosas son distintas, ahora no tenemos un futuro muy claro, los charlatanes han venido a la política, hemos descubierto las marcas blancas, ya no podemos echarnos un lujo de vez en cuando, la clase media se ha reducido y ahora nuestra sociedad es más frágil ante cualquier coyuntura adversa. Volvemos a ser clase asalariada con pocas esperanzas de dejar de serlo, la movilidad social se ha reducido; ahora trabajando no parece factible mejorar. El sistema ha cambiado, ahora las cosas son de otra manera. La tecnología ayuda a que las cosas sean distintas pero esa no es la causa. La causa está en que el equilibrio global está en un “veremos quién se impone”, en que las cosas han dejado de ser como siempre.
Hace diez años los “sabios” discutían sobre cual tipo de crisis estaba ocurriendo, si en “V”, en “W”, en “L” o incluso en “Escalera descendiente”, nadie lo entendió la crisis era diferente, era de modelo, era de reequilibrio estratégico”, lo de Lehman fue un destello que nos despistó de un nuevo mundo naciente, peor y más complejo. A pesar de los esfuerzos de los Gobierno ya nada volverá a ser como fue. Todavía es posible otra ola, la crisis de la deuda pública y si tienen dudas miren el futuro financiero de Italia y Argentina, esta vez estamos sin armas ni herramientas… ¿Será atajable? ¿Y si no? Juguemos a los nombres de película. 
Cuando era niño jugábamos a los títulos de película imposibles: “Los apuros de un chorizo en alta mar”, “El caballo del malo gana” … y “La bala que dobló la esquina”, pues bien la vida real se acaba imponiendo y tras discutir el tipo de crisis que estábamos viviendo, ahora nos ha tocado sufrir la película “La crisis que dobló la esquina”.   
¡Hala que les vaya bien!  Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 28 de octubre de 2018.



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"UN BUEN EMPRESARIO"

Hortensias verdes en Santiniebla

Como todos los años aproveché la canícula para darme un salto hasta la casa de mi “alter ego” en Santiniebla, que bien ganado se tiene el nombre, tan cubierto y neblinoso ha sido el verano que las hortensias han florecido este año en color verde. Ya que me encontraba en la zona aproveche un domingo para acercarme a la augusta Lucus, patrimonio de la humanidad ¡Muy bien cuidada y gestionada! ¡Inmaculada limpieza!, que aprendan algunos que yo me se. Almorzando en una de sus terrazas cosas de siempre del país con actual presentación, me encontré con el conocido Pelúdez y señora; otro hombre de aldea que baja regularmente a la ciudad a tomar sus termas y especialmente conocido por sus crónicas de las fiestas de San Froilán. Sentados a la mesa tuvimos una larga y agradable conversa de sobremesa, tan larga y tan bien acompañada de orujo y "café de pota" que nos dio tiempo para hablar y filosofar de casi todo.
Hablamos de las cosas que pasan, de cómo cambia la sociedad, de lo que pervive y de lo nuevo. En un momento de la charla le conté que estaba bastante triste con la muerte de un buen empresario que conocí y el asunto devino en las cualidades de este tipo de personas:
─Ante todo tiene que ser discreto y trabajador. Tener el alma en el negocio y la cabeza fuera para ver lo que está pasando. Tiene que conocer en profundidad su actividad no solo su negocio. Ser tenaz sin ser obsesivo, ser eminentemente social. Reinvertir la mayoría de sus beneficios en hacer crecer su negocio y ser suficientemente abierto de mente para encontrar actividades complementarias a su actividad que redunden en beneficio del negocio. Invertir principalmente con lo que tiene, buscar socio y gerentes adecuados. No perder nunca la visión de conjunto y crecer en las coyunturas favorables y en las desfavorables asentar, redirigir y prepararse para la siguiente bonanza. Siempre invertir y nunca despilfarrar, nada de aventuras en sectores desconocidos y si tiene que hacerlo con los socios y gestores muy bien elegidos. En su empresa tiene que tener prioridad el conocimiento y la mejora constante, para ello se trata de contratar a los mejores con la más alta cualificación posible, ya crecerán. ─me dijo Pelúdez.
Su vida particular ha de ser frugal y discreta sin grandes dispendios y lujos extravagantes. ─continuó el gallego─ Ha de saber perfectamente que con su estilo de vida está marcando el camino a sus hijos y empleados. Ha de tener un buen vivir sin descuidar el trabajo. Nunca ha de perder la cabeza por muy lleno que tenga el bolsillo. No puede ser avaro ni manirroto. Ha de estar agradecido a la sociedad que le permite vivir. Nunca debe olvidar que vive en sociedad y que cuanto mejor sea esta mejor le irá a él. En cuanto le sea posible ha de dedicar parte de su tiempo a las organizaciones empresariales y otras de su entorno. Sin perder de vista su rumbo debe de favorecer todo lo que redunde en beneficio de sus compatriotas próximos, ha de favorecer el conocimiento y la cultura en la medida de sus posibilidades. El tiempo y su entorno se lo agradecerán, y siempre con la modestia que tiene mantener. Debe tener, y mantener, sus ideales: defenderlos, explicarlos y aplicarlos sin acritud. Además, debe de ser tenaz y discreto en la defensa de sus ideales, sin crear más controversias que las académicas, como lo es en su empresa. Un hombre casi ejemplar.”
─Amigo Pelúdez todas esas y algunas cualidades más tenía este Don Sergio, el empresario del que le hablé, ─le respondí─ también tenía una cualidad que unir a la de buen empresario y es que, además, era buena gente.
Tras darnos cuenta de lo tardío de la hora, pagamos, nos despedimos. Vi alejarse a Pelúdez hacia su pensión,  con su boina calada y su paraguas colgado del cuello de su gabán, ─por si acaso, ─dice siempre. Yo tras atravesar las nubes casi perennes retorné a Santiniebla meditando sobre lo hablado y sintiendo la falta de muchos más buenos empresarios, que algunos hay. Gente así hace siempre falta.
  ¡Hala que les vaya bien!  Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 30 de septiembre de 2018.


"UN MIXTO DE VERANO"


Obra de FRANCISCO SUÁREZ LÓPEZ, Arquitecto.
No se preocupen que no me he pasado a la cocina en la que me pasa como en la literatura: no soy culto pero sí leído. Soy un comedor exigente que distingo lo bueno de lo malo y poco más. Cuando algo no está bien engaño al metre de turno diciendo simplemente que está rico, con no volver lo tengo resuelto.
Me refiero con todo esto que el panorama geoeconómico local y global está simplemente “rico”. Que hay flecos por todos lados, que casi nada es lo que parece, que las aristas de la situación son cada vez más complejas de desentrañar. Que todo es verdad y no es verdad, que todo cambia. Cambia la teoría, cambian las situaciones y con ellas los intereses que mueven las estrategias. Con locos maleducados twiteando en lugar de explicando, con mediocres dirigiendo bloques más preocupados por su inmediato próximo futuro que lo general, sin verdaderos Personajes (así con mayúscula) en el panorama, con el egoísmo de siempre pero sin disimulo, y, además, con trasnochados demócratas elegidos por la Gracia de Dios que no por los votos de sus pueblos. Entenderán que el tema está más para un refrito que para un sesudo ensayo.
Primer ingrediente. Hay decenas de cosas que no me cuadran. Se lee en los medios que tenemos un grave problema demográfico, que esto se va convirtiendo en un desierto de viejos solitarios. Y yo me pregunto: ¿Quién los cuidará? ¿Quién va a producir? ¿Quién pagará las regalías para pagar las pensiones? La respuesta natural es que hace falta más gente, entonces ¿Por qué les asusta que vengan migrantes? Debe de haber una solución económicamente razonable. Los pueblos de la meseta se despueblan ¿Por qué sí a los temporeros y no a nuevos agricultores y ganaderos importados? ¿No trajo, no sé que Rey, alemanes para poblar parte de Jaén? ¿No se construyó parte de América con el “Tributo de la sangre”? Cuando los puritanos molestaban en Inglaterra los mandaron a América del Norte y a los delincuentes condenados a Australia, y hoy son dos grandes países. Una cosa es defender un modo de vida y otra temer a lo que está más allá de nuestra zona de confort; nos falta un esfuerzo de tolerancia y un refuerzo de principios de convivencia. Nos sobra comodidad y nos falta seguridad en nosotros mismos. Todo medido y controlado o las hordas bárbaras nos arrollarán a los pocos viejecitos que quedemos o queden. Hay que encontrar ese punto de equilibrio entre la necesaria mano de obra, o carne de impuestos, y el final por consunción.
Segundo ingrediente. Las máquinas. La productividad. En este mundo desequilibradamente globalizado hay que ser productivo, al menos, para mantener tus propios puestos de trabajo. Hay un cierto y general  temor a  la mecanización robótica. En la mayoría de los casos lo que oímos son ideas de sindicalista trasnochado. La máquina de vapor no solo aumentó la productividad sino que aumentó la producción y la capacidad de dar de comer a más personas, eso sí, con un duro periodo de ajuste, lo reconozco. La vida nunca fue fácil para la generalidad, para algunos más cómoda que para otros, pero fácil, lo que se dice fácil para casi nadie. Y no lo será: No confundan este Estado del bienestar con el Estado de la comodidad. Las máquinas no te pagarán la pensión pero te harán tener mejor renta, es decir tendrás mejores perspectivas. Salvando las distancias políticas la diferencia entre la Corea del Norte y la del Sur son las máquinas y la libertad que en nuestro caso doy por hecha.
Tercer ingrediente. Mantequilla o cañones. En las democracias se decide lo que elegir y en las autocracias el autócrata de turno dicta lo que se hace. Por eso la globalización es asimétrica. No se dejen engañar por parámetros meramente económicos, la vida es más que economía. En una parte del mundo los gobiernos están para no molestar, vigilar las normas y en todo caso para abrir posibilidades, en otra parte del mundo, posiblemente más de la mitad, los gobiernos están para controlar, imponer y dirigir. En este último caso generalmente eligen cañones en lugar de mantequilla, el pueblo generalmente malvive y/o está terriblemente sojuzgado. La hegemonía de los dictadores nunca hace feliz al pueblo. La libertad y los principios son la clave del verdadero bienestar.
Una “mixta” como ésta, y algunos aliños más, hicieron grande la sociedad desarrollada, no me atrevo a decir occidental, a pesar de todos sus pecados mortales o veniales, pecados de todas formas pero pecados en libertad.
   Bueno, a pesar de ser un mixto de verano me da para pensar. Ahí queda.
¡Hala que les vaya bien!  Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 26 de agosto de 2018.



"LUCES LARGAS"


 Si observan mis últimas publicaciones en esta su Gaveta y las comparan con añejas publicaciones, se darán cuenta de cómo al irme alejando de mi jubilación me empiezan a preocupar asuntos mucho mas elevados. Antes me preocupaba por asuntos mas terrenales y coyunturales, ahora me empiezan a corroer asuntos de mayor calado estratégico, me preocupa cada vez más lo que va a ocurrir y los movimientos que los pueden producir. Me preocupa, como en toda esta serie, la nula evolución de la teoría económica, si no se expone claramente el enunciado el resultado casi siempre es equivocado. Aunque siempre sepa que “errare humanum est”, hay que reconocer un error y aplicarse cada vez más en saber más, esto forma una parte indispensable de la ciencia.
En mis últimos comentarios en esta serie me he preocupado de “el desierto demográfico” y sus consecuencias, me he preocupado de la productividad, no la confundan con la competitividad, me he preocupado de la evolución de los salarios cuya evolución debe de soportarse sobre la productividad y no sobre decisiones políticas que posiblemente lleven a un nuevo gran caos. Sin decirlo me he preocupado de la ecuación “ruido-populismo-demagogia-utopía”; que proviene de la creencia de que la crisis ha terminado y vuelve la utopía y la fiesta.  El ruido de mensajeros incompetentes confunde a la ciudadanía aborregada y a los políticos “metomentodo”, entre todos están corrompiendo lentamente la democracia. Democracia y asamblearismo permanente son dos cosas totalmente diferentes, la una tiende a la libertad y a reforzar los principios, la otra suele acabar en linchamientos y dictaduras. La política se ha adueñado de la economía, no se han respetado sus espacios, aunque una y otra tienen algunos espacios comunes. ¡Hay! El corto y el largo plazo, la demagogia y la ciencia nunca son compatibles.
Las sociedades están siendo llevadas con luces cortas. Prima la coyuntura en el liderazgo. Tratamos la globalización como homogénea y no queremos ver que en bastantes casos se está tergiversando por intereses espúreos de dominio económico y estratégico. No todos los países y bloques juegan con los mismos principios. Unos respetan los derechos de la propiedad intelectual y otros se burlan de ellos y compiten deslealmente, no solo compiten sino que acumulan superávit tras superávit financiero, acabarán comprando países. A nivel global compiten sistemas políticos incompatibles, democracia y dictadura son modos de vida incompatibles. No es un problema económico, con la mano en el corazón ¿Ven posible una alianza de las democracias contra las dictaduras? Recuerden que la segunda Guerra Mundial se desencadenó no solo por motivos económicos y territoriales tuvo parte importante, fundamental, la defensa de una sociedad libre y democrática. El pragmatismo es importante pero no lo es todo. El pragmatismo total nos puede llevar a terminar esclavizados de por vida. Es para pensarlo, pongan las luces largas para ver mejor. La verdadera globalización es algo diferente. La actual es el tenebroso reino del ruido y los “fakes”, es el velo que nos impide ver el futuro con claridad. Pongan las luces largas y evalúen. Las luces cortas no penetran en la noche.
Con las luces largas la economía tiene otros perfiles, y las políticas cambian. Con las luces largas veremos que el comerciar está muy bien pero no a costa de nuestra producción, desregular está muy bien pero no puede acabar en libertinaje. La tolerancia está muy bien salvo que acaben empalándote. Casi todo está bien siempre dentro de los límites de tu propia libertad y futuro. Muchos se preocupan más de su propia cuenta de resultados que de la propia supervivencia, acabarán tirando por la borda la ciencia y los principios que han costado siglos y sangre conseguir. La economía es una ciencia de luces largas, la vida también. Por eso me preocupan tanto la educación y los conocimientos.
Los conductores novatos y los malos conductores no usan las luces largas, viven en segunda marcha. No sea inocente ponga las luces largas y dese cuenta donde nos pueden llevar con su pasividad ¡Exija que pongan la luz larga!
¡Hala que les vaya bien! Hasta después del verano. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 29 de julio de 2018.


"EL MISTERIO DE LA INFLACIÓN"


¿Qué le pasa a la inflación que no arranca? He de reconocer que no sé si es bueno o malo que la inflación esté próxima a cero en el mundo desarrollado. Siempre he escuchado que un poco de inflación es beneficioso para el crecimiento. El cuadro tradicional de que la inflación está ligada al mercado laboral se está rompiendo, con unas sociedades en las que se está consiguiendo un nivel de paro bajo, muy bajo en bastantes casos, los salarios no suben y la inflación tampoco. ¿Se han colado la globalización y la digitalización en la Curva de Philips? ¿Serán las grandes multinacionales las culpables? Lo que está claro es que un nuevo modelo, no sé cuál, está imponiéndose. ¿Será el nuevo modelo geoestratégico? Posiblemente un poco de todo.
El tema se pone aún más claro si  a lo que miramos es la inflación subyacente, aquella que elimina de la medición los productos energéticos y los alimentos sin elaborar. Los países desarrollados han sido inundados de liquidez monetaria y facilidades financieras, los tipos básicos de interés se han acomodado en los alrededores del cero, tanto es así que los bancos centrales no se atreven a volver a una situación de normalidad, las economías crecen muy lentamente todo parece en un equilibrio muy precario. Es la gran secuela de la crisis financiera pasada, el equilibrio casi inestable y el gran volumen de endeudamiento de los Estados. El miedo se instaura entre los banqueros que tienen miedo a iniciar un nuevo cataclismo y esta vez no tienen herramientas ni monetarias ni financieras.
Hay quien afirma que la causa de los bajos salarios está en el miedo a caer en una nueva crisis de los asalariados que, tras pasarlo muy mal en la depresión, ahora están temerosos de una recaída. Otros afirman que los sindicatos han perdido poder. Lo que está claro es que la productividad no está creciendo y así no es fácil pedir subidas de sueldos. Los Gobiernos solo se atreven a calmar a las bases subiendo el sueldo a los funcionarios, que ahora sí que son privilegiados, es lo poco que queda para conteniendo el déficit-endeudamiento aumente la demanda interna; un parche.
¿Será el mercado global el culpable? Los países han tenido que acomodarse a precios muy próximos a su rendimiento marginal, prima el volumen sobre los beneficios, se produce para no tener capacidad ociosa en las empresas, son los intermediarios los únicos beneficiados, la logística necesita se salarios muy bajos, todo se convierte en precario. Los grandes bloque económicos compiten en un mercado con armas no proporcionales, unos se aprovechan de sus bajos salarios anteriores, otros roban y copian patentes y productos, no todos son democracias; la competitividad global lleva a una bajada de precios de la producción, está claro, el consumo barato se impone. El espionaje industrial se infiltra en el mundo cibernético y la I+D+i resulta en muchos casos un esfuerzo melancólico: el mercado ha dejado de ser equitativo. Una parte de la culpa la tienen las grandes corporaciones digitales, las llamaré “Blablazon”. Es que con la entrada de la LGPD, la nueva protección de datos europea, me he dado cuenta de cuan desnudo estoy y de cómo me llegan a conocer los muy puñeteros bytes; me ha dado miedo. No es tu perfil de demanda, se han metido en tu vida privada.
Está claro que Blablazon rompe el mercado laboral cuando entra en un país, rompe los precios a la baja y deja fuera de mercado a muchos empresarios y artesanos locales, en el fondo Blablazon y sus macro-proveedores prefieren llevarse un euro de tu valor añadido y el de tus vecinos para luego comprarnos las empresas o sus activos e integrarlos en su plan global. Así está el mundo y por eso no es fácil que suban los salarios, a los Países solo les queda intentar aumentar la demanda externa para equilibrar sus fundamentales. Así no hay inflación que valga por mucho que el papa frita de turno les diga a los empresarios que suban los salarios. el nuevo modelo es antiinflacionario.
¿Es ahora menos misterio la inflación? Un problema global que nace de una falsa globalización inequitativa, porque lo que buscan los bloques es el poder geoestratégico, es la verdadera condición humana: poder y dinero. La inflación no es un misterio, es un problema. El nuevo modelo es antiinflacionario.

¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 24 de junio de 2018.




“¡REDISTRIBUIDO ESTOY!”

Publicado en LA GAVETA ECONÓMICA #31


Ahora todo el mundo redistribuye lo que no es suyo. Así es fácil redistribuir. A lo largo de mi vida he sido redistribuido cientos de veces; todos los meses, todos los años y casi siempre. Yo me siento el redistribuido perfecto. Con mis ingresos del trabajo he sido capaz de sacar adelante a mi familia, sin grandes lujos, y al menos a otra familia promedio. En bastantes años el total de mis pagos directos e indirectos a la Hacienda Pública han estado por encima del salario medio nacional. No me parece mal, me parece hasta justo, pero lo que fastidia es que te redistribuyan a la fuerza. Lo estoy contando desde un punto de vista aséptico y objetivo, en lo más profundo de mi corazón me parece bien y justo… pero en muchos casos lo hacemos bajo la amenaza de multas, sanciones e intereses de demora, claro que peor era en tiempos pretéritos cuando no pagar les “diezmos y primicias” era motivo de excomunión.
Que quede claro que a mí me parece razonable y justo que en los impuestos indirectos haya progresividad fiscal en todas las rentas obtenidas. No me gusta tanto, más bien nada, que mis impuestos vayan a pagar salarios por no trabajar. Tiene que haber una línea de equilibrio que maximice el potencial del conjunto social. No quiero vividores, quiero que la gente tenga una vida digna al margen de su suerte y oportunidades personales, si hay que ayudar se hace y punto.  Todo tiene el mismo límite en economía política: Que impere el sentido común y que todos participemos de un proyecto común, político e intelectual, que comience por mejorar los campos y las gentes de nuestra aldea.
Todo empezó en el siglo XIX con la lucha de clases, cuando el socialismo utópico, pretendía igualar rentas y oportunidades. Lo que empezó como una idea políticamente sano se fue convirtiendo no solo en monopolio del Estado sino que también devino en un modo de control social. La clase política robó a la sociedad la caridad bien intencionada, posiblemente con un poco de razón. La cosa siguió evolucionando y perfeccionándose, la cosa acabó en lo que la Constitución llama economía social de mercado,  un eufemismo de la idea socialdemócrata de estado del bienestar. Hasta aquí bien. Hay otros modelos como el americano en el que el estado tiene un papel menos y la sociedad civil tiene asumido que entre sus obligaciones está el tener una caridad voluntaria y organizada. Va en la educación y la forma de entender la vida.
Sigo de acuerdo con todo lo que hasta aquí he dicho. Pero la cosa se complica cuando la palabra redistribuir se convierte en mantra político. Mantra a todos los niveles. Se convierte en peligrosa manía cuando hasta los concejales de pueblos y ciudades se empeñan en conjugarla. Hay bonificaciones en los billetes y abonos de transporte público en función de la renta y del estatus, hay bonificaciones, que pago con mis impuestos, en matrículas de estudios, hay bonificaciones en espectáculos culturales en función de la renta de los asistentes, bonifican las entradas a los museos, hay viajes lúdicos subvencionados a determinados colectivos, hay… ocupas de presupuestos. ¿Por qué hay que subvencionar el “negocio del espectáculo”? ¿Si ganan dinero comparten los beneficios?
El caso es que no solo me he pasado la vida siendo redistribuido, cada vez más, sino que por mor de mi renta me han vetado posibilidades de acceder a algunos servicios, como el negarle a mis hijos colegio mayor porque el padre gana mucho, como el negarme deducciones en impuestos por ganar más de una cierta cantidad anual, como pagar más por las medicinas en la farmacia… Y yo me pregunto: ¿No pago un impuesto progresivo sobre la renta? ¿Por qué me discriminan dos veces? Un error repetido no se suma se multiplica. Las posibilidades de ser exageradamente redistribuido aumentan exponencialmente. Lo grave del caso es que los beneficiarios entienden este complemento salarial como un derecho irrenunciable, no entienden que este impuesto negativo se lo pagan otros usuarios del sistema.
Al paso que vamos cuando mis hijos vayan a pagar el entierro de mi cuerpo cientos de veces redistribuido, les dirán. “Pague dos y llévense uno”
¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 27 de mayo de 2018.




“MALDITA PRODUCTIVIDAD”

Publicado en LA GAVETA ECONÓMICA nº30

 ¿Maldita productividad? ¡Necesaria productividad! Una palabra que generalmente se pronuncia sin saberla conjugar. Políticos, empresarios y sindicatos la despilfarran demagógicamente. ¿Qué le vamos a pedir a quienes la usan arbitrariamente? La mayoría confunden productividad con competitividad. La productividad desnuda a un país.
 Estamos entrando en un complicado bosque en el que todo tiene importancia. La productividad tiene como objetivo
 medir la relación entre producto y el conjunto de los componentes del mismo: los inputs, la organización, la formación, la técnica y la tecnología, el capital, los salarios, el márquetin y hasta el ambiente. Manejar todo eso es ser empresario, complicado, muy complicado. Entender todo eso es ser buen político ¿Qué le vamos a pedir a esos que estudiaron economía en tres tardes y ni siquiera estudiaron Teoría del Estado? La democracia es muy bonita pero necesita de buenos mecánicos. Como ven la intuición no forma parte de la ecuación productiva, pondrá algún parche temporal pero se volverá a pinchar el invento. La productividad país y la productividad empresarial son como la estrella Sirio un conjunto que se retro alimenta y se equilibra. ¡Maldición, que complicada es esta cosa! Por eso la esconden.
Algunos que se creen listos, y no lo son tanto como piensan, confunden productividad con competitividad. La competitividad es temporal, no deja de ser la posibilidad inmediata de colocar tus productos en el mercado. Otros más torpes aun piensan que si se reducen los salarios ganas ¿Hasta cuanto y cuando? Lo contrario también es mentira, pobre del sindicato que exprime las subidas hasta ahogar al sistema, lo matará. Las asambleas permanentes reducen la democracia, otra vez las clases de Teoría del Estado. Como ven el tema es muy serio, muy complejo y de uso continuado. Algunos se ponen la venda y culpan a los otros que son explotadores, que haberlos haylos.
Bajemos al mundo real. Últimamente muchos políticos se llenan la boca diciendo: Ha llegado el momento de subir los salarios. Falacia. Siguen apostando por sectores más o menos intensivos en mano de obra, trampa saducea cuando tus competidores no lo hacen, te quedarás fuera ¿Qué hay del conocimiento y la tecnología? ¿Convierten la investigación en modus vivendi de unos pocos? Las autarquías llevan al desastre porque matan la competitividad. La competitividad existe aunque no la veas, es un modo de vida, está ahí siempre. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
De lo que se trata es de mejorar la productividad como consecuencia de la mejora de la tecnología, la mejora del capital físico, la maquinaria y las instalaciones, la mejora del factor humano, la implantación de tecnología de la información y la organización, y la intensificación del capital. Se reduce así la utilización de la mano de obra intensiva y repetitiva. Bienvenidos los robots, son tus aliados, gracias a ellos podrás trabajar menos horas semanales sin perder salario. Las economías avanzadas serán aquellas que tengan su objetivo en la competitividad, importará menos el factor demográfico que tanto asusta. Las pensiones dependerán mas del aumento de la competitividad que del número de trabajadores, habrá pensar en nuevos sistemas pero serán posibles. La libre empresa y la competitividad mejorarán el nivel de vida, todo lo demás pura farfulla. Objetivo: la libertad envuelta en mucho conocimiento; no le gusta a los que mandan pero ese es el camino, menos ¿trabajo? especulativo y todo el mundo a currar.
Puede parecer que propongo una ética muy protestante, puede. No le gusta nada a un montón de vividores del aborregamiento general, pudiera ser. Es a todos estos vividores, okupas de presupuestos y prebendas, a los que les da miedo la palabra competitividad. Cuando vea al G20 hablar principalmente de “productividad” empezaré a sentir que el Mundo empieza a ir mejor. Mientras tanto será una palabra maldita que da miedo conjugar. Por terminar con un poco de optimismo me conformaré con que “mis políticos” empiecen a entenderla y le pierdan el miedo.
¡Bienvenida la productividad! El pan de nuestros hijos, tu pensión y de los demás descendientes ¡Bendita productividad!
¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 29 de abril de 2018.

“EL REINO VACÍO, 2”



(Continuación...)

Decía el otro día, entre otras cosas, que: “El reino se vaciaba lentamente. …El rey y su corte, que no eran tontos del todo,… entendieron la importancia de la fuerza del trabajo...”
Lo comprendieron con la fuerza de los hechos. Hace muchos años la mortalidad infantil era inmensa, como consecuencia la edad media era baja. Con la mejoría de la higiene y las costumbres y la ayuda de la mejora de la medicina la cosa cambió. Los infantes dejaron de morir prematuramente, las familias crecieron, poco a poco la edad media de los habitantes se fue elevando, por promedio estadístico y de nivel de vida. Pero las costumbres permanecieron, era normal tener bastantes hijos. Mano de obra para el campo y para el proletariado de la ciudad. Todo parecía ir del diez, la gente se sentía optimista pero un negro manto de cambio personal se empezó a adueñar del personal. Un cierto egoísmo, comodidad y procrastinación  germinó en el modo de vida de las nuevas generaciones, la gente dejó de tener hijos y los pocos, más bien únicos, hijos que tenían eran tardíos. La crisis trajo la guinda: la bajada de los salarios y el paro se conjugaron para la disculpa económica: es que no podemos mantenerlos. Así pasaron unos pocos años. El reino dejo de crecer en población, los habitantes cada vez eran de mas avanzada edad, cada vez menos personas tenían que producir para más. La pirámide de población prácticamente se invirtió. Menos trabajadores, menos precios y salarios (este asunto del tío Phillips lo veremos el mes que viene), menos ingresos para la gente son menos ingresos para el rey y su corte.
El futuro del reino se presentaba convulso. La gente empezó a sentir que el año próximo no sería mejor para ellos, se desanimó. Mucha gente se indignó, empezó el tiempo de siembra de los “misioneros de la utopía”. Podía empezar un tiempo de tonterías colectivas, un trasnochado keinesianismo caló en la sociedad. El Rey y su corte tenían que solucionar el problema y mantenerlos a todos. Los infiltrados de la utopía convencieron a mucha gente que el reino tenía que proveerlos de enseñanza, sanidad, teatro y cine, espectáculos y otros entre lo que se incluía un subsidio personal universal. Menos mal que el reino debía mucho dinero y los prestamistas advirtieron, y exigieron, que se acabara el despilfarro, que solo se podía gastar el dinero que se pudiera generar. El Rey, su corte y los ciudadanos se tuvieron que apretar el cinturón. Eso ocurrió con otros reinos vecinos. Las vacas flacas se habían instalado.
El Rey y su corte, que no eran tontos, se dieron cuenta que el verdadero problema es que cada vez quedaban menos ciudadanos en edad de trabajar. La demografía se convirtió en un problema, sin niños no hay futuro. ¿Importamos familias? El falso buenismo colectivo fue gestionado por los “hipócritas mensajeros del miedo” y no fue posible: venían a “quitarles el poco trabajo y era distintos”. Bajarían los salarios y subirían los alimentos dijeron los aprendices de brujo. Pulgas al perro flaco.
El Rey y su corte, que no eran todos tontos, se dieron cuenta que los niños no venían con un pan debajo del brazo pero que ellos podían ayudar. Ayudaron un poco y pensaron que esos niños tendrían que aprender muchas cosas nuevas –algunos lo llaman “conocimiento”- y producir más y bien. Algunos sabios cortesanos recordaron como el vapor cambió el Mundo. Algunos se dieron cuenta que el capitalismo estaba a punto de doblar una esquina y que ahora la maquinaria mecánica estaba a punto de ser sustituida por automatismos cuasi inteligentes. Si enseñaban a los actuales padres a usarlos y a los niños a crearlos y mejorarlos la producción aumentaría. Todos comerían mejor, el reino pagaría sus deudas y volvería a ser rico. Hasta podrían vender sus excedentes a otros reinos próximos o lejanos. El “conocimiento” y el “automatismo inteligente” habían venido para quedarse. Renovarse o morir. ¡Bienvenido el robot! ¡Ponga un robot en su vida!
¡Hala que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de
En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 25 de marzo de 2018.


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