Un buen amigo, que a veces es maestro y otras maestre me envió el siguiente comentario.
Como este amigo es bastante lego en esto de la informática no me dice el origen ni el autor. Si alguien lo conoce me avisa para salvar el pecado y darle al autor lo que le corresponde.
Ya no es ANÓNIMO NI DESCONOCIDO el autor del comentario, el lunes 14 de mayo, un "anónimo" (Comentario 4) me indica que el autor es Fernando Sánchez Salinero y se publicó en La Tribuna de Salamanca bajo el título "LA GENERACIÓN QUE CONSTRUYÓ ESPAÑA". Gracias al autor y al informante.
(http://www.tribunasalamanca.com/noticia/72547/Blog-de-Fernando-S%C3%A1nchez-Salinero/generaci%C3%B3n-construy%C3%B3-espa%C3%B1a.html)
Aforismo castellano: “¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos”.
Cuando analizas lo que ocurre en una empresa o una sociedad, debes buscar las causas que provocan su situación, porque sólo trabajando sobre las causas, puedes cambiar los efectos.
No tengo ninguna duda de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados fue la actitud de la generación de nuestros padres, y una de las principales causas de la crisis, es haber perdido esa actitud.
Recuerdo que hace años, un empresario brillante que viajó a China para hacer negocios, me comentaba: “China va a ser imparable. Cuando llegas allí el ambiente te recuerda la España de los años 70. Todo el mundo quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vayan a la universidad… Cuando una generación está así centrada, no hay quien la pare” Este pensamiento me hizo reflexionar entonces y me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres generaciones que convivimos.
Mis padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que, como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de jóvenes trabajaron para sus padres y de casados para sus hijos.
Son gente que veían el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría a un futuro mejor, y se entregaron a ello en condiciones muy difíciles. Son una generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, y ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos, disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos de familia y amigos.
Y tan sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron casi todas las empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la mayoría de los españoles. Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar de ser honrado. La democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo en armonía y respeto.
Y cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:
1) “Que mis hijos no trabajen tanto como trabajé yo”. Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del mérito de un plumazo, convirtiendo el trabajo en algo a evitar.
2) “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu gasta, que para eso están tus padres”. Con lo que mi generación empezó a pensar que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de hipotecas, rehipotecas y contra rehipotecas.
Y entonces, eclosionó nuestra generación (yo soy del 67). La generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”, del gasto continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del derroche, la de lo quiero todo y lo quiero ya, la de “papá dame”.
Y todos nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en gastro-horteras. ¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata de chorizo? Le corren a gorrazos por paleto. Ahora hay que comer hamburguesas deconstruidas al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y qué decir del vino? Pasamos del Don Simón con Casera, al Vega Sicilia sin fase de descompresión. El vino ya no está “bueno”, ahora tiene matices a fruta del bosque, con un retrogusto alcohólico, que adolece de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble.
Esto, por supuesto, a golpe de docenas de euros, que para ser un “enterao” hay que pasar por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan tanto, como ocultar la ignorancia!
Somos la generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”. Increíble pero cierto.
- ¿Sólo debes 500.000 €? Es que eres un cutre. Mira, nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación por otros 2 más.
- Vosotros sí que sabéis sacar provecho al sistema… Ojalá yo algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus préstamos!
En Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles.
Irrumpió Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega infraestructuras que producían mega comisiones para todos los involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el yerno del Rey! ¡Que se besen los padrinos! Además llovían las subvenciones, nos daban una fortuna por plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por arrancarlas. Que llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o arrancar. A propósito, ¿Qué toca este año?
Si algún “tarao” dice que hay que parar esto, se le lapida y “que no pare la fiesta”. Por supuesto que todos estamos de acuerdo que esto es imposible que se sostenga, pero hay que empezar a recortar por el vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en piedra en la sacrosanta constitución.
De la siguiente generación mejor no hablar (lo dejaré para otro post).
Esa es la generación que dice el aforismo que será pobre, por ser nieta de ricos.
Si somos incapaces de volver a los valores con los que se construye una sociedad sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de reivindicaciones.
En mi casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y esfuerzo. Y no han sido menos felices que nosotros. Los psiquiatras, de hecho, dicen que al revés, que han sido bastante más. Debe ser que la sencilla tortilla, el melón fresquito, comprar el sofá cuando se podía, poner las cortinas cosidas por nuestra madre, con ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender (aunque no lo llamaban así) no debía ser mala receta.
Desde aquí quiero dar las gracias a mis padres y a toda esa generación que nos regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado de arruinar (entre todos, que todos hemos aplaudido la locura), y que sólo con que nos descuidemos un poquito más, le vamos a dejar a nuestros hijos un protectorado chino, donde serán unos esclavos endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la prosperidad que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de imaginar los nietos.
Estamos a tiempo de cambiarlo, pero cada vez tenemos menos. Podemos encontrar maestros en casa.
La verdad, es que a mí también me gustaría conocer a la persona que escribió este artículo tan bueno y lo digo con toda la sinceridad del mundo, porque a mí también gracias a Dios, me enseñaron y me enseñan mis padres, que las cosas sin esfuerzo y honradez no se consiguen.
ResponderEliminarYo también soy de los que no cometió el error de endeudarse y de no gastar por encima de los ingresos que entraban en casa, pero a pesar de todo, pago el pato de esta crisis que nacida del despilfarro de una mayoría cegada por la ignorancia, fomentada y protegida por los verdaderos ricos de este país que cada vez es menos país y más pueblo grande, nos ha llevado al caos.
Como bien dice el autor, todavía hay tiempo de cambiar las cosas y de volver a los valores de antes, que son los que realmente nos dieron la tranquilidad, la honestidad, el prestigio y el reconocimiento de cara al exterior, de una sociedad formada en los buenos valores. Porque sin esfuerzo y honradez no hay recompensa.
Mis más sinceras felicitaciones por el artículo al autor del mismo.
Como siempre es un placer leer su Blog.
Un saludo muy cordial.
No se me ocurre otro calificativo: LÚCIDO
ResponderEliminarHabría que hablar algo de la generación anterior a la de los papis del anónimo articulista...si la de la guerra y los 800 mil muertos...o el ejemplo sólo lo vamos a tener en nuestros abuelos. Yo soy del 81 :) generación que recibió en herencia las etts y la LOGSE, privatizaciones y pisos de 3000 euros/metro...cosas que habrá que remover por insostenibles...así que parece que toca a otra generacion volver a poner las cosas en su sitio¿ no? Porque por si no se han enterado en este país hoy no se puede hacer ni trabajar una mierda...salud
ResponderEliminarYa no es anónimo el autor:
ResponderEliminarhttp://www.tribunasalamanca.com/noticia/72547/Blog-de-Fernando-S%C3%A1nchez-Salinero/generaci%C3%B3n-construy%C3%B3-espa%C3%B1a.html
Gracias, corrijo la entrada. Un saludo
EliminarLa tan cacareada y trasnochada, para algunos, idea y análisis de la Crisis de Valores, el compromiso prioritario antes de la aventura efectista, la respuesta contundente con bases de conocimiento y moral ante cualquier cuestión, y la visión del trabajo bien hecho, desde tus posibilidades, en la construcción personal y de la sociedad con la que te relaciones,es lo que hace a los individuos elementos trascendentes.
EliminarEl problema no solo es la pobreza de nuestros nietos desde un punto de vista económico, por otro lado ya nuestros hijos lo son...y nosotros también, sino la pobreza incarcerada en un país(??) que desde la instauración de la democracia (??)ha eludido los problemas reales para ir acumulándolos en un vertedero anexo con tal de avanzar por encima de los caudales morales, del conocimeiento y de la virtud para difundirlos entre sus semejantes. Echad un vistazo al avance universitario y de investigación de los últimos 30 años de la Universidad española, para que entendáis que se siguen manteniendo las mismas conductas involutivas y corruptas (hay dignas excepciones), en manos de personajes que no fomentan la proposición sino la disposición a través de la prespectiva del poder absoluto, y lo que es peor, sin curriculum (meros lectores del B.O.E.), comparado con los aspirantes y colaboradores que no encuentran salida y tienen que buscarla fuera de nuestras fronteras. Tribunales corruptos, mediocres pero peligrosos señores feudales de sus dominios inmoviles. Nada ha cambiado en estos 30 años pero, es ahora cuando tambien aflora la "mierda" de todos estos acúmulos que hemos ido depositando en ese vertedero anexo de los graves problemas, no siempre económicos aunque deriven de ellos, que hemos dejado campar impunemente. Es ahora cuando afloran nuestras debilidades, y nuestra referencia europea pone de manifiesto la vergüenza del estatus universitario español. No solo hemos perdido poder adquisitivo y por tanto hemos vuelto a la pobreza, lo peor es la pérdida asociada de más de 20 generaciones de universitario válidos, que o bien han buscado salida en otros paises o bien en otros campos distintos a su profesión.
Mientras los dictámentes partan de la mediocridad y la corrupción en manos de fascinerosos incompetentes y clientelares, la Universidad española seguirá siendo un feudo pandillero.
En cualquier caso no olviéis la máxima que movía a las generaciones que lucharon por el cambio democrático y la limpieza en el juego, esta se basaba en cuatro puntos básicos: Comida, cobijo, salud y cultura. Todo se ha ido al trase y lo peor, si sobrevivimos, los marcadores no apuntan adecuadamente a mejorar la deriva si el cambio de esta crisis se materializara. Los mismos que nos han llevado aquí, pretendes arreglarnos el mundo.
La historia de España es iterativa, en uestra posesiones no se ponía el sol y actualmente apenas existe espacio para ver un poco de luz.