"MARTIRIZAR ABUELOS"


La “liga secreta del periodismo”, como los llamaba Pérez Galdós en el siglo XIX, se ha empeñado en martirizar a los pensionistas, a los abuelos de toda la vida.


Soy un abuelo, en su día, cuando empecé a trabajar, me obligaron a adherirme a un contrato para garantizar “mi pensión”. Pensión contributiva, no lo olviden. Yo les daba parte de mis ingresos directamente retenidos y otra enmascarada como coste empresarial. Al calcular mi pensión me di cuenta que el valor actual de lo aportado, corregido el índice de precios y sin intereses, supera los 500.000 euros. Me da pereza, porque estoy jubilado, calcular a cuánto ascendería una “participación en beneficios” equivalente a interés del dinero menos la inflación anual correspondiente. Esa es la mochila de ahorro con la que me jubilé. Ahora me la deben y me la tienen que pagar mensualmente. Recuerden que el principal “ahorrado” sigue generando beneficios para corregir el índice de precios actual. Recuerden que lo tendrán ustedes pero es mío porque lo he pagado. Me pueden modular las entregas mensuales como ya lo han hecho, también los abuelos aportamos para salir de la crisis, no íbamos a ser menos. Pero no se olviden que están jugando con el dinero que les di para que me lo guardaran diligentemente.
Ahora resulta que la “liga de la prensa histérica” se ha empeñado en hablar de la sostenibilidad en el tiempo de las pensiones. No sé si motu proprio o mediante el encargo retribuido de alguna “agrupación bancaria, de seguros y de reaseguros”. Tanto da. El caso es que nos están asustando a los viejecitos de este país con recortes mensuales, e incluso, el final del sistema. Con esto de los tipos cero y negativos su negocio no es rentable. Algo se han de inventar para captar los ahorros de los que trabajan. Si amenazas a los actuales beneficiarios, los pensionistas contributivos, y extiendes el rumor de que esto se acaba, pues eso, así vendes más fácil el pescado. Tengan en cuenta que entre las excursiones con bocadillos de chorizo y bailes desenfrenados se están cargando al quintil de mayor edad. Si además les atacan a su renqueante corazón con uno o dos sustos semanales se quedarán sin ayuda gratis para los nietos. Esto es un negocio pensado por los “cerebros calientes” de siempre y que han lanzado como carroña a ese montón de tontos útiles con pluma y micro que pululan en busca de pequeña fama coyuntural que exprimir.
Que los currantes ahorren para su vejez siempre está bien. Ya lo decían mis mayores, los antepasados de los actuales presuntos ahorradores. No está el tiempo para esas previsiones, más bien, para intentar salir con una buena “lotería” del agujero perenne, de sueldos bajos y alto consumo,  en que los hemos sumergido. De ahí el interés de la banca, los seguros y los reaseguros en publicitar una futura arcadia feliz a los partícipes de sus planes. Mucha publicidad pero todo acaba en el mísero “mínimo garantizado” que suele estar con letritas en la publicidad y perdido en cláusulas ininteligibles contractuales.
Cuando de joven estudiaba, me decían, que uno de los papeles importantes de un Estado era redistribuir la riqueza. Riqueza que obtenía del cobro de los impuestos. En este sistema cerrado que nos “hemos dado”, y al que todos nos han adherido, los números se encogen. Lo recaudado apenas da para lo que hay que pagar a los derechohabientes, el sistema se restringe. Lo del consumo del Fondo de Reserva de la SS forma parte del “acongojo” publicitario y del “merdé” político, estaba para eso: crecer con las buenas cosecha y ser consumido con las vacas flacas. ¿Es que acaso ese fondo solo está reservado para cuando tú te jubiles? Volviendo al principio, que los pensionistas tendemos a divagar, si el papel del Estado es redistribuir la riqueza… ¿por qué excluye a los pensionistas contributivos? Ya está bien que nos meta la mano en nuestra “bolsa común” para hacer su política. ¡Señores del Gobierno, de este y futuros, los incentivos a su política de empleo sáquensela de los impuestos, que también son míos, y no de bolso de los viejecitos! Así matan la gallinita y le hacen el caldo gordo a los bancos, seguros y reaseguros.
No me martiricen con sus cuentos, los pensionistas tenemos corazón.
¡Hala, que les vaya bien! Hasta el mes que viene. Un saludo de

En Las Medianías, que es mi sitio, a domingo, 25 de septiembre de 2016.

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